Cuando yo era un niño, allá por el cretácico inferior, en el colegio donde iba, religioso, por supuesto, había algunos hermanos que venían a clase con un pequeño atril (o faristol, que decimos aquí en Catalunya). Lo utilizaban para apoyar el libro encima de su mesa e ir así explicando las lecciones de turno. Les daba un aire de solemnidad, aparte de que les ocultaba parte del cuerpo y de las manos, al menos visto desde la perspectiva de los pupitres, mucho más bajos. Los hermanos que los utilizaban solían ser los más temibles, y todo ello confería al atril una especie de aureola mágica-maligna que nos tenía sobrecogidos a muchos. Como ya he dicho, eran otro tiempos.
Pues bien, nos cuenta Valentín Sama y también Que sabes de que la firma Gorillapod reinventa el atril, adaptándolo a los libros modernos, empezando por el iPad y seguramente acabando tarde o temprano con la miríada de tabletas y asimiladas que han hecho su aparición en el CES.
Son dos artilugios que se llaman “GorillaMobile Ori”y “GorillaMobileYogi”.
El primero es un verdadero «atril» multifunción, que sirve un poco para todo, y al finalizar incluso hace de funda o estructura protectora para el iPad.
El segundo es una variación de los famosos sistemas de patas articuladas, que sirve para sostener el iPad o sujetarlo casi a cualquier sitio.
Así que ya sabes. Si te falta aun un poco para llegar a la Leica S2 con un par de objetivos, te puedes consolar regalándote en las rebajas de enero un moderno atril multifunción. Recuerda que no es más feliz quien más tiene, sino el que menos necesita. Amen.