Iker Morán y Álvaro Méndez publican un completo análisis de la Pentax K-5. Ya sabéis que esta cámara me resulta simpática, (a pesar de sus posibles problemas con el violento golpe del espejo), y por eso está en mis recomendaciones para APS-C.
Después de leer el análisis debo decir que a Iker y a Álvaro también les ha gustado, y parece que mucho.
El artículo, como siempre, es muy completo, y repasa las especificaciones, las características ergonómicas y todos los aspectos relacionados con la calidad final de las imágenes.
Hay imágenes de muestras, de estudio y de calle, en JPG y en RAW, todas ellas visualizables a resolución completa.
Imprescindibe su lectura para todos aquellos que estén buscando una muy buena APS-C, en particular para los que están dudando entre la Nikon D7000 y la Pentax K-5.
A modo de colofón, y con la única intención de animar a su lectura completa, pongo aquí textualmente los últimos párrafos del artículo, que creo son un muy buen resumen de las muchas virtudes y las pocas sombras de esta excelente DSLR.
Con un precio que ahora mismo ronda los 1.200 euros (sin óptica), la K-5 es una de esas cámaras que obliga a afilar mucho la lupa para encontrar manchas en su expediente. Tiene todo lo que cabe exigirle a una cámara de su nivel, e incluso alguna cosa más.
La construcción y la ergonomía -por encima de lo exigible a un modelo de este precio-, la capacidad de disparo en ráfaga y el rendimiento general en cuanto a calidad de imagen, control de ruido y rango dinámico la sitúan como nuestra favorita en este segmento.
Si se trata de ejercer de abogados del diablo, también hay puntos en los que la K-5 pierde la partida frente a la Nikon D7000. Con un rendimiento general muy parecido entre ambos modelos, el precio ligeramente más alto del modelo de Pentax unido a su sistema de enfoque menos capaz y a la grabación de vídeo más limitada pueden lastrar sus armas en esta virtual batalla.
Peleas al margen, basta con colocarle a esta K-5 una buena óptica delante y estudiar bien todas sus opciones para que tengamos en nuestras manos una de esas cámaras que es difícil acabarse.
Sin haberla tenido entre las manos, no puedo estar más de acuerdo.