Mañana empieza la feria Sonimag en Barcelona. Vengo asistiendo a Sonimag desde hace más de 30 años. Hace bastantes años era Sonimag: la feria de la imagen, el sonido y la electrónica. Hace unos años se especializó, y pasó a llamarse Sonimagfoto. Después Sonimagfoto & Multimedia. Pero para los amigos de toda la vida, siempre será Sonimag. Creo que no me he perdido ninguna.
Siempre se había celebrado en el recinto ferial de Barcelona, justo al lado de la Plaza de España, lugar muy céntrico y conocido, pero este año será el primero que se desplaza al recinto Fira 2 que está en Hospitalet, colindante a Barcelona pero ni mucho menos tan céntrico, y además se hace coincidir con otra feria que se llama «Graphispag» dedicada a las artes gráficas y a la impresión, a ver si entre ambas se anima el personal y se llega a un «quórum» digno.
Hace dos años fui a la última edición, y debo confesar que no me gustó. No estaban todas las marcas importantes, pero si que habían muchas tiendas importantes.
Es cierto que «pintan bastos» para el sector. Bueno, pintan bastos para todos los sectores. También es cierto que tiene poco sentido acercarse a una feria y pagar una entrada para poder enterarse de las novedades del sector. Para eso ya tenemos internet.
Dejando aparte las relaciones profesionales y de negocios, donde siempre hay posibilidades de nuevos contactos y conocimientos, para el aficionado medio el único sentido que le queda a la feria es poder «ver» y «tocar» alguna de aquellas novedades que hasta el momento solo hemos visto en el ciberespacio o en la nube.
Yo lo voy a intentar con la Finepix X100, pero me temo que la cola será parecida a la de cualquier oficina del INEM, y no se si me llegará el turno.
Algún día de estos, me cargaré de valor, iré, y ya os contaré.
Entre tanto os recomiendo la lectura de este magnífico artículo de opinión de Iker Morán, donde filosofa sobre la utilidad de este tipo de feria y de su inevitable decadencia motivada por la irrupción de internet y por la salvaje crisis que nos atenaza por todos los lados. Tiene más razón que un santo.