Cuando uno se enfrenta a una cámara digital recién comprada, salvo que haya tenido la santa paciencia de «empollarse» previamente las cientos de páginas de un grueso manual, lo más normal es que empecemos a navegar por los diferentes menús que el software nos ofrece.
Salvo si la cámara es extremadamente sencilla, y solo pregunta la fecha y hora, nos vamos a encontrar con un montón de parámetros, todos ellos configurables, y si no estamos acostumbrados a la «jerga» de este mundillo, nos pueden despistar un poco.
Como ya he dicho, parámetros de configuración hay muchísimos, unos relacionados con el funcionamiento de la cámara, y otros relacionados con los aspectos más «fotográficos». Los que nos interesan son estos últimos, pero aún esos, son tantos, que desbordan claramente el ámbito de este minitutorial dedicado a la exposición y los aspectos más o menos relacionados con la misma.
Solo con el ánimo de que os podáis hacer una idea, voy simplemente enumerar aquí algunos de los que me parecen más importantes, y no descarto que hable de ellos con mayor detalle en próximas «pildoras», que si me animo y veo que gustan, puedo seguir haciendo.
Los parámetros o las variables a configurar pueden ser:
- De toma:
Son los que deben variarse cada vez que hacemos una foto. Relacionados con la exposición son: «F,V, e ISO», de los que ya he hablado en el capítulo 2, y el «Modo de exposición», del que ya he hablado en el capítulo 4, el «Tipo de disparo», el «Ahorquillado» (bracketing), etc…. También entraría aquí el «Balance de blanco» (WB), del que hablaré después brevemente.
- De calidad:
Entrarían en este apartado, por ejemplo, la «Resolución», la «Relación de aspecto», el «Nivel de compresión JPG», el trabajo en «RAW» (si está disponible), la «Reducción de ruido», etc…
- De AF (autofoco):
Selección del «Punto de enfoque» (central, automático, múltiple, etc…), del «Modo de enfoque» (one-shot, AI Focus, AI Servo – en nomenclatura Canon), etc ….
- De proceso:
Entrarían aquí conceptos como la «Nitidez», el «Contraste», la «Saturación», el «Tono», y todo tipo de filtros para emular diferentes efectos: fotos de blanco y negro, foto antigua, aspecto de película química, y todo lo que se nos ocurra. También entraría aquí, por derecho propio, la selección del «Espacio de color».
Pero en este capítulo, solo nos van a interesar algunos de los relacionados con el proceso, que son los que a su vez tienen relación con los «modos de trabajo», objeto del último capítulo de esta píldora.
Los Parámetros de Proceso o de Conversión Interna:
La imagen que captura un sensor no es aprovechable ni visible directamente. Esa imagen se llama RAW y es necesario un proceso de conversión para adaptarla a un formato utilizable y visionable con los softwares más normales de visualización. Estos formatos suelen ser el TIF (sin compresión) o el JPG (comprimido y mucho más utilizado).
La conversión interna en la cámara se inicia por el proceso “demosaico”, que es el que asigna valores RGB a cada punto de la imagen (esto podrá ser otra «píldora algún día)», pero se ajustan también muchos otros valores: asignación de espacio de color, ajuste del balance de blancos, nitidez, contraste, saturación, resolución de la imagen, grado de compresión y calidad, y otros muchos.
Entre ellos, voy a destacar aquí cinco, tres de los cuales pienso que pueden tener más relación con los modos de trabajo en las cámaras digitales: «Contraste», «Nitidez» y «Saturación», y otros dos, muy importantes, pero que van a tener muy poca relación o ninguna: «Balance de blanco» y «Espacio de color».
Contraste:
El Contraste realza o disminuye la diferencia de luminosidad entre las zonas más claras y las más oscuras de la imagen, sin afectar a la luminosidad media. Modifica el rango dinámico, que es precisamente la medición de esa diferencia.
Ahora ya sabéis interpretar un histograma. En el ejemplo, veréis fácilmente la diferencia en el contraste. Histograma más contenido = contraste más bajo, histograma más expandido = contraste más alto.
Una imagen poco contrastada tiene un aspecto “suave”, mientras que una imagen muy contrastada tiene un aspecto más “duro” y muy vivido.
Nitidez:
La Nitidez realza o disminuye el micro contraste a nivel de píxeles muy próximos dando a la imagen una sensación de mayor o menor agudeza visual o acutancia.
Una imagen muy nítida aparecerá “rabiosa” a la vista mientras que una poco nítida tendrá un aspecto más borroso.
Aunque no hay reglas fijas, cada tipo de imagen requiere (o le va bien) un grado de nitidez diferente.
Por ejemplo: un paisaje quedará mejor con un grado alto de nitidez, pues así se destacarán todos los detalles. Sin embargo, un retrato quedará mejor con una nitidez normal o incluso baja, pues así se suavizan las imperfecciones de la piel.
Saturación:
La saturación realza o disminuye la intensidad de todos los colores de la imagen.
Un color es más intenso cuanto más puro es y es menos intenso cuanto mayor sea su mezcla con blanco o gris.
Una imagen con colores saturados da una impresión de enorme vivacidad, a veces hasta pasarse de irreal, sin embargo una con saturación baja da la impresión de colores lavados y una sensación desvaída.
Temperatura de color – balance de blanco:
La luz blanca nunca es blanca pura. Siempre tiene un ligero tono de color. A pleno sol, al mediodía, es lo que llamamos “luz blanca” o «luz de día» y corresponde al color de un cuerpo calentado a unos 5.500 ºK, (grados Kelvin). En un día nublado es ligeramente azulada: unos 6.000 ºK, en sombra es más azul todavía: unos 7.000 ºK, al atardecer es amarillenta: unos 4.500 ºK, y la luz de una bombilla de incandescencia es más amarilla aún: sobre los 3.500 ºK.
Para cuantificar exactamente ese “tinte” se compara con la temperatura de un “cuerpo negro” calentado a una temperatura medida en ºK. Eso es lo que se llama «Temperatura de color», pero no os asustéis. No os tiene que preocupar en absoluto.
Lo cierto es que, si tenemos la cámara regulada para luz de día a pleno sol, y hacemos una foto en sombra, esta saldrá un poco azulada, y si hacemos una foto a la luz de bombillas, saldrá un poco amarillenta.
El conjunto ojo – cerebro humano, compensa continuamente esta desviación y por eso nosotros siempre vemos el color correcto. Pero las cámaras no tienen ese automatismo, o al menos no lo tienen ni tan sofisticado ni tan preciso.
El «Balance de blancos» (WB en inglés) es la corrección de color que aplica la cámara para conseguir que un blanco (o mejor gris) se vea realmente blanco (gris), con un tono neutro y sin ninguna dominante de color.
- Todas las cámaras tienen unos balances de blancos prefijados. Los más normales son: Sol, Sombra, Nublado, Incandescente, Fluorescente y Flash. Estos valores se pueden seleccionar si estamos fotografiando en situaciones de luz estable y conocida.
- También todas tienen el modo Automático (AWB), que además suele ser el modo por defecto. En él, la cámara analiza la luz de la escena e intenta aplicar la corrección que mejor se adapte a la misma, según la inteligencia de su software. No suelen hacerlo demasiado mal, pero en situaciones complicadas cometen errores de «bulto» que pueden afear bastante el resultado final.
- Algunas cámaras, las más sofisticadas, tienen un ajuste de balance de blanco personalizado. Para aplicarlo lo que se suele hacer es una foto a una superficie blanca, o mejor gris, o mejor aún a una carta de gris del 18%, y luego se selecciona el balance de blanco «personalizado» tomado de los valores de esa imagen. Haciéndolo así, la cámara sabe que los valores de luminosidad de la carta de gris deben ser iguales para los tres colores RGB. Si no lo son, los corrige para que lo sean, y ese es el mejor y más preciso ajuste posible del balance de blancos, pues se hace a partir de la imagen real de un objeto de características conocidas.
Espacio de color:
Este es un tema que supera un «pelín» el ámbito de iniciación, así que lo trataré muy por encima, solo para que os suene.
El espectro de luz visible está formado por los colores que nuestra vista puede percibir, y es mucho más amplio que el que puede manejar cualquier dispositivo electrónico, ya sea sensor, «display», o impresora.
El Modelo de color es una forma numérica de representar el color: LAB, RGB, CMYK son modelos usuales.
En fotografía se suele usar el modelo RGB, que es un modelo aditivo de los colores primarios Rojo – Verde – Azul que por combinación pueden formar todos los demás. Los píxeles tanto de sensores como de «displays» usan ese modelo.
Para cada modelo de color se han definido una serie de “tablas” o “paletas” formadas por un conjunto de colores concretos (con valor numérico asignado). Estas tablas siempre son un subconjunto de todos los colores posibles en el modelo.
Estas “paletas” son las que se llaman “Espacio de color”
En fotografía los espacios de color más usados son:
- sRGB IEC61966-2.1 que cubre el 35% del espectro visible (HP-Microsoft)
- Adobe RGB 1998 que cubre el 50%. (Adobe)
- El sRGB es el espacio que usan por defecto y para el que vienen calibrados la mayoría de dispositivos como pantallas, escaners e impresoras. Además es que se utiliza en internet.
- El Adobe RGB, por su gama más amplia es el que se suele usar para la edición. Al contener mayor información, con el “retoque” fotográfico se degrada menos.
Para uso normal: fotografiar, visualizar, imprimir, es mejor y más sencillo usar el «sRGB». Para uso más “serio”, con edición posterior, mejor el «Adobe RGB».
En el próximo y último capítulo de esta «pildora» hablaremos de los modos de trabajo en las cámaras.
Capítulos anteriores:
2.- Margen dinámico y Parámetros de control
Buenos días, tarde os descubrí, soy aficionado principiante, y esto es una maravilla, tengo una canon Eos 100D y no hay manera de hacer unas buenas fotos, pero creo que con vosotros,mejoraré, gracias y saludos