Por pura chorrada, no puedo resistir la tentación de hacer aquí una brevísima reseña.
Es el reciclado llevado al límite.
Todos tenemos una antigua cámara compacta digital, que quizás fue nuestra compañera en el viaje iniciático por el proceloso y cambiante mundo digital, pero que ahora es poco más que un trasto viejo acumulando polvo en un rincón del armario.
Pues bien, hay quien, para darle una segunda vida a la obsoleta compañera de viaje, la ha despanzurrado con cariño y la ha convertido en una curiosa luminaria sin más que vaciarle las tripitas y colocarle dentro una bombilla o unos cuantos LED’s.
Yo no me pronuncio, solo digo que yo no lo hubiera hecho.
Toda esta «curiosochorrada» la cuenta «Steve’s Digicams», y la autora del delito es una fotógrafa que se llama Laura Merz.