Bueno. Que nadie se me enfade. Solo quiero ofreceros la presunta vertiente «divertida» del asunto.
Veo en las páginas tecnológicas de «La Vanguardia» que empiezan a aparecer comentarios en la red sobre que parece que el nuevo iPad se calienta bastante más que el iPad2 en las mismas condiciones.
Según el artículo llega a una temperatura de trabajo de 47ºC, ocho más que su antecesor, después de 45 minutos de funcionamiento, eso si, torturado por un juego que se llama «Infinity Blade II» y que me imagino que debe ser exigente como el solo.
Ni se si es verdad, ni si eso resulta peligroso. También debo decir que no me extraña demasiado. Una pantalla mucho más grande (en resolución), exige un procesador mucho más potente y a mayor velocidad, y «mover» muchos más datos por unidad de tiempo. Eso, irremediablemente tiene como consecuencia más calor, a igualdad de tecnología, y creo que esta no ha cambiado (me refiero al tamaño elemental del elemento de conmutación).
Como no podía ser de otra forma, Apple dice que todo está dentro de especificaciones, y que no pasa nada.
Pues eso. Si hace unos días os ponía aquí un curioso video que mostraba como un «abuelete» usaba el iPad como tabla de cocina, ahora también lo podrá usar como bolsa de agua caliente para los achaques. Es fantástico esto de los «tablets».
Repito. Que no se me enfade nadie.
Artículo en «La Vanguardia» con multitud de enlaces.
«Que sabes de» tambien habla de ello, y añade como críticas emergentes el mayor tiempo de recarga de batería y el empecinamiento de los desarrolladores de software en hacer aplicaciones cada vez más potentes, pero comparativamente, muchísimo más pesadas. Cada vez hay menos tiempo para optimizar recursos. Es la ley del mercado, pero eso es otra historia que daría para llenar muchos «blogs»