Es indiscutible que la estética que se consigue con una cámara sensible al espectro infrarrojo es, cuanto menos, singular.
Hoy CSC Magazine nos anima en un artículo a experimentar con ello, y nos da unas cuantas muestras en color para ponernos los dientes largos.
Además aboga por hacer la reconversión a IR nosotros mismos, en plan bricolaje casero, lo que sin duda tiene su aliciente, pero también su riesgo. No hay más que comprar el filtro adecuado, cortarlo a la medida en plan micrométrico, desmontar totalmente nuestra querida DSLR hasta quedarse con el sensor en la mano, quitar o romper el filtro incluido en el sensor, y sustituirlo por el nuevo recién cortado. Sencillo ¿ no ?
Si no nos atrevemos, que es lo normal, también nos ofrece algunos enlaces de empresas que realizan la conversión.
Y ya está. A disfrutar con nuestra nueva maquinita y todas sus posibilidades.
Hombre. No digo yo que eso lo hagamos con nuestra más reciente y flamante DSLR recién comprada con los ahorros de toda una vida antes de que el corralito, la prima, y su riesgo los evaporen, pero si tenemos varios cuerpos y uno muy antiguo ya obsoleto, que incluso podría ser una compacta, pues no estaría mal hacer el experimento.
Que ¿ alguien se atreve y nos lo cuenta ?