Me ha salido un artículo vertical, pero ya me lo perdonaréis. Lo exigía el guión.
Los que peináis canas o simplemente ya no peináis nada seguramente os acordaréis de un Tebeo que precisamente se llamaba T.B.O. En él aparecían las más rocambolescas historietas de un montón de personajes curiosos, esperpénticos y también entrañables. Tenía viñeta fija y reservada los inventos de un tal «Profesor Franz de Copenhague», que presentaba las más rocambolescas maquinarias para hacer las cosas más sencillas. En su época, estoy hablando del cretácico inferior, como mínimo, tuvo mucha fama.
Pues nada. En los tiempos que corren noticias como esta que os voy a contar son divertidas, y aunque nos hagan esbozar solo una tímida sonrisa en plan «La Gioconda» es una cosa de la que no debemos privarnos pues no está el horno para bollos.
¿ Y de que se trata ? Pues de un accesorio en plan puro «gadget» que se acopla al objetivo de una cámara compacta y el plan periscopio va a buscar la luz del minúsculo flash incluido normalmente en las compactas y lo convierte en un flash anular.
La primera impresión es que se trata de un gadget poco menos que curioso, pero no es menos verdad que dada la capacidad macro que tienen la mayoría de las compactas, el poder iluminar a los bichitos o a las florecillas con un flash anular, aunque sea de poca potencia, no es ninguna tontería.
Oiga, mientras más lo pienso, más me gusta el invento.
Claro está que por las características del anillo deberá ser específico para cada cámara, tanto por el diámetro del objetivo, como por el sistema de sujeción, como también por la posición y forma del flash incluido en la compacta.
Si me entero de más cosas, os las contaré.
Entre tanto ¿ una buena idea para bricoleadores ? ¿ Are you ready ?
Lo he visto en «Steve’s Digicams» y el original viene de «PetaPixel»