Y aquí no hay más remedio que empezar con una desilusión.
La lenguas de doble filo, en el intervalo espacio-temporal que media entre la pasada CES y la nonata CP+ nos pusieron los dientes largos pronosticando que Olympus iba a dar una campanada en su mundo compacto renovando la XZ-2 pero por la parte alta. Incluso se rumoreaba que podría ser una compacta estilo Fuji X100 ó Sony RX100. Se empezó llamando XZ-3, y después pasó a llamarse XZ-10. Se decía que tendría un objetivo muy luminoso, y muchas cosas así. Total, que el pueblo llano y cada vez menos soberano, sobre todo el Olympico, se había hecho muchas ilusiones de que Olympus entrara en el selecto club de las compactas de gama alta y sensor grande.
Pues bien, hoy se presenta en sociedad la nueva XZ-10, y de lo esperado nada. Las ilusiones Olympicas han quedado reducidas a papilla cual si un elefante enfurecido y hambriento tras un racimo de plátanos canarios hubiera irrumpido en la sala demo de Porcelanosa.
La XZ-10 tiene un diminutísimo sensor CMOS de 1/2,33 «, al que al menos han tenido la sensatez de limitarlo a 12 Mpixels. Y eso si, permite guardar el RAW.
Total. Compacta sencilla y bastante vulgarilla salvo por lo del RAW. Por cierto, el precio, que irá sobre los 400 euros, me parece un pelín subido de tono.
Que le vamos a hacer. La próxima vez será.
También hay más: las VR-370 y VG-180, pero estas son más sencillas aún.
Lo he visto en «Que sabes de»
Crónica de como la ilusión ha ido esfumándose: episodios anteriores
Un poco después veo que también lo cuentan Valentín Sama, Dpreview y Fotoactualidad que destacan principalmente su pequeño tamaño, seguramente porque hay poco más que destacar.