Cuando un fabricante empieza a pintar sus cámaras de colorines o a disfrazarlas con papel pintado que bien podría ser para empapelar una pared o para hacer una cortina, siempre tengo la sensación de que hay un punto de desespero en ello. No se, igual son imaginaciones mías. Igual es el entorno económico, igual es el futuro de mi hija titulada superior con 28 años y sin trabajo, o igual es el futuro de mi pensión a 3 años vista cuya perspectiva es absolutamente calamitosa.
Bueno, al grano, o a los colorines.
Tamaña bellaquería la acaba de cometer Panasonic, si bien es cierto que sobre una compacta que se llama X-S1 y que si queréis que os sea sincero ni recordaba que existía.
Si queréis saber más, lo cuenta «Dpreview», y como no, el «padre de la criatura»