Iker Morán nos desvela al fin cuales son las diferencias entre la Canon EOS 650D y la 700D: efectivamente, tal y como suponíamos, la diferencia está en el número de su logotipo, y punto pelota.
Queda claro que la sustitución apresurada de la 650D no tubo otro objeto que pasar página rápido para que el personal se olvidara de las malas criticas que estaba cosechando ese modelo por todos lados. La 700D, aún siendo idéntica a su antecesora, parece que no ha tenido tan mala suerte o bien es que la gente se ha cansado de despotricar y ya no le hace ni caso. No se. También reconozco que despotricar de oídas, pues yo no la he tenido entre las manos, no es lo más elegante que se puede hacer.
Por eso os dejo el enlace al análisis de Iker (¿ este hombre no hace vacaciones ?) para que os podáis formas vuestra propia opinión.
Iker, que un chicarrón del norte serio y educado, finalmente la absuelve con este párrafo final:
Por mucho que los sistemas sin espejo vayan cogiendo fuerza en el mercado y sean ya unos incuestionables competidores para las réflex, éstas siguen teniendo mucho tirón entre el gran público. Precisamente a ellos se dirige esta EOS 700D, que sin ser la más completa ni la más moderna juega la baza del equilibrio, la experiencia y -por qué no decirlo- la marca para convertirse en una de esas cámaras que se pueden recomendar sin riesgo a equivocarse.
Yo, que soy políticamente mucho más incorrecto, que no escribo y cuento cosas en ningún medio serio, y sobre todo que soy un canonista desencantado, no sería tan piadoso con la nueva maquinita. Que le vamos a hacer.