La benjamina, pero muy digna representante de la familia Fuji X.
A ver. ¿ Que diferencia fundamental existe entre las Fuji X-M1 y Fuji X-A1 ?
La pregunta es muy sencilla y me enfadaría mucho si alguno de mis inquietos lectores no la supiera, así que no lo voy a preguntar.
Ambas cámaras son esencialmente igualitas y solo se diferencian en el sensor. La X-M1 es la más sencilla que equipa el sensor X-Trans de matriz bayer enloquecida y sin filtro AA, sin embargo la X-A1 equipa un sensor bayer normalito con su filtro AA y todo.
Y después de eso, que joven inquieto no se haría la siguiente pregunta: ¿ se notará diferencia en rendimiento entre ambos sensores ? Interesante ¿ no ?.
Bien, pues nuestro «joven» inquieto ha sido en este caso nuestro querido profe Valentín Sama quien ha pasado por la piedra (léase su exigente bodegón de prueba) a ambas maquinitas y nos cuenta sus impresiones. Pero no solo nos las cuenta, sino que lo argumenta y nos da las pruebas para que lo veamos por nosotros mismos.
Es muy interesante y recomiendo vivamente «perder» unos minutos o algo más mirándolas.
¿ Que cual es la respuesta ?. Pues, haberlas hailas, pero del grosor del canto de un duro (*).
Como conclusión final Valentín cuenta esto:
Fujifilm X-A1 vs Fujifilm X-M1: nuestras conclusiones.
Esta pequeña, tiene «punch». Lo poco que puede perder en calidad de imagen respecto a la X-M1 probablemente solo lo llegarán a percibir usuarios que examinen a gran aumento sus imágenes en el ordenador, si bien –no lo podemos negar– están ahí.
Pero la diferencia de precio puede resultar significativa para muchos usuarios, y viene apoyada por los atractivos acabados más «populares».
Otra cosa es si hay espacio en el «lineal» para una gama tan ancha de productos, pero eso son cuestiones de esa ciencia casi oculta que parece ser el marketing.
Yo no puedo hacer otra cosa que estar de acuerdo, y reconocer que Fuji esta haciendo bien las cosas en toda su gama.
El sesudo análisis de Valentín
(*) duro: para los jóvenes, antigua moneda usada en la peninsula Ibérica en épocas remotas cuando lo digital era aún una quimera.
Duro 🙂