Y no digo más para no quitar la sorpresa al asunto.
Aunque yo no he tenido nunca ningún teléfono inteligente y el invento Motoroliano se desgañitara llamando a mi antiguo Nokia del 2005 sin ningún resultado, me ha parecido un artilugio curioso, barato, y útil.
Mi hija, a lo largo de su vida, seguro que ha perdido bastantes horas acumuladas en esos menesteres.
Ostras, y había otro de Nokia: Treasure Tag