Sony presenta una tarjeta Micro SD de «alta fidelidad de excepción», y no es coña.

He oído cosas que vosotros no creeríais: adaptación libre del monólogo final del Roy Batty, el replicante de Blade Runner.

Esto os gustará. Es una pequeña historia de esas que cuento yo a veces cuando se me olvida que Fotochismes es un blog de fotografía y que la paciencia de mis seguidores tiene un límite.

Yo he sido audiófilo. Cuando era joven y tenía oído, disfrutaba como un marrano en un charco escuchando (que no oyendo) lo que entonces se llamaba «equipos de audio de alta fidelidad de excepción», también llamados de «High End». Tenía un oído entrenado y podía distinguir sutiles diferencias que al común de los mortales se le escapaban, o más bien, le importaban un pito.

He visto y he oído las diferencias que hay entre un buen CD y un buen giradiscos con una buena cápsula y aguja. He oído las diferencias que puede haber entre un CD, un SACD y un DVD Audio. He constatado lo que puede a llegar a cambiar un sonido cambiando simplemente los cables que van del amplificador a los altavoces. Mucho más cuando se cambian los cables que van de la fuente de sonido al amplificador. He podido comprobar que el sonido cambia simplemente enchufando el amplificador a la red de corriente alterna con una polaridad o con otra, a pesar de que red sea de corriente alterna. He podido comprobar como cambiando el sentido del cable de señal (el de la fuente al amplificador) cambia el sonido. He constatado que un cable tiene dirección y sentido, y que no s lo mismo ponerlo al derecho que al revés. He podido apreciar como cambia el sonido de un reproductor de CD simplemente colocándole encima del disco otro disco de plástico que en mi época se llamaba «dummper» o algo así. Todo eso, señoras y señores, lo he podido comprobar y constatar, y doy fe de ello. Si aún mantengo algún crédito entre vosotros, podéis creerme.

Ahora todo eso ya pasó. Hace ya casi 25 años se me esclerotizaba la ventana oval (el tímpano interior), perdía oído y me tuvieron que operar, de los dos oídos. Estapedectomía se llamaba el asunto. Fue en el año 1991. La alta fidelidad de excepción se convirtió en que ya era excepcional que oyera algo, y quizás por eso me centré en la fotografía, mi otra pasión desde siempre. Pero esa historia ya la conocéis mejor.

Cuando he visto lo que ahora os quería contar, lo primero que he pensado es «menuda tomadura de pelo», pero después, y por los antecedentes que os he contado, me lo he pensado mejor y he pensado que si yo tuviera los oídos que tuve, no pondría la mano en el fuego, todo y siendo ahora un mundo totalmente digital.

Por eso os cuento simplemente que Sony acaba de presentar una familia de tarjetas Micro SD, que puestas en un reproductor competente y con unos aurículares o un equipo más competente aún, aseguran que suenan mejor que las normales, y claro está, como pasa en el mundo de lo selecto y exclusivo, le ha puesto un precio cuatro veces superior a lo normal, que aún me parece poco.

¿ Es claramente un timo, una estafa para snobs, un producto claramente para usuarios de tarjetas black ? Puede ser, pero por esta vez permitirme que no sea yo quien tire la primera piedra.

Lo cuenta Alberto Ballestín en «Que sabes de»

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