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Acaba de empezar el MWC 2015 de Barcelona: yo no lo seguiré, pero otros muchos, si.

En estos momentos hace una hora que ha empezado en Barcelona el Mobile World Congress – MWC 2015. Bueno, en realidad no ha sido en Barcelona, ha sido en el recinto de «Fira 2» que se encuentra en L’Hospitalet, pero como decir MWC L’Hospitalet no quedaría glamuroso delante del mundo, vamos a dejarlo así como está.

Desde primeras horas de la mañana La Gran Vía de Barcelona, la Pza. de España y la c/Aragón (la mejor semaforizada y sincronizada de Barcelona) se encuentran colapsadas y con un concierto de pitos y bocinas que no os lo podéis creer. Hay un urbano detrás de cada farola, y por encima nos está pululando desde hace horas un helicóptero supongo que de alguien de tráfico.

Bueno, pues en esa feria de la vanidades donde se reúnen profesionales de todos los continentes, colores, rasgos, fisonomía, pintas, credos y hasta religiones, todos ellos trajeados con el uniforme consistente en chaqueta y corbata, bien azul, bien gris, (hay pocas señoras), se van a presentar toda una serie de cachivachería electrónica con la aviesa intención de convertirse en oscuros objetos de nuestro deseo y artilugio imprescindible para este 2015.

Pues bien, debéis perder toda esperanza de que haga el más mínimo seguimiento de eso. No es de este «negociao» y la feria tiene millones de altavoces que proclamaran sus prodigios infinitamente mejor que yo.

Solo haría alguna excepción si apareciera algún análisis a fondo de los aspectos fotográficos de alguna de las «andróminas radiantes de radiofrecuencia» que aparezcan por allí.

Ya estáis avisados, y el que avisa no es traidor.

Eso si, como me parece una descortesía poner un artículo donde digo que no voy a decir nada, acabaré con un pequeño chiste.

Se trata del precio de las entradas, que en este caso siempre son pases profesionales. Hay cuatro niveles, y cada uno dan derecho a determinadas cosas. Aclaro que además de los artilugios presentados hay conferencias de gurús de todo tipo muy interesantes en el ámbito profesional de esas cosas tan pequeñitas que sin embargo hoy por hoy mueven el mundo.

Cuando los mayores hablan, los niños edicados nos vamos a dormir.

Cuando los mayores hablan, los niños edicados nos vamos a dormir.

Así podéis ver que se trata de un evento claramente profesional. El pueblo llano no es bien recibido en sitios así. Está bien que hagan cola en las tiendas para dejarse sus ahorros en estos cachivaches, pero no deben entrar en el salón e interrumpir cuando las personas mayores están reunidas. Faltaría más, a ver que se han creído.

adolfo

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