Hola a todos otra vez.
Como ya dije en el artículo de “El retorno”, esta temporada de descanso y reflexión la hemos pasado mi mujer y yo en un diminuto apartamento que tenemos en el pirineo aragonés en el Valle de Benasque, y que por las razones explicadas allí agravó mi sensación de cansancio y desánimo y propició la ruptura.
Ahora, después de constatar que Fotochismes es inevitablemente parte de mi y también parte de muchos de vosotros, vuelvo a estar por aquí, con la misma ilusión que al principio, pero a otro ritmo.
En este tiempo de receso me habré perdido muchas cosas, lo se, pero no voy a intentar recuperarlas. Salvando todas las distancias que puede haber entre un sabio erudito y mi persona diré simplemente lo que dijo Fray Luís de Leon cuando retomó sus clases en la Universidad de Salamanca después de pasar 5 años encarcelado en los simpáticos aposentos de La Santa Inquisición. El bueno de Fray Luís llegó a su cátedra de la Universidad, empezó diciendo: “como decíamos ayer”, y siguió como si tal cosa, como si nada hubiera pasado. Pues bien, yo haré lo mismo.
Pero antes de retomar la labor de “corre, ve y dile” os voy a contar una cosa que no os había contado hasta ahora, aunque alguno ya se habría imaginado algo.
Mi relación de amor-odio con el Canon EF-24-70F2,8L I ha terminado. Desde final de abril he comprado el EF 24-70F2,8L II y lo he complementado con el EF 70-200F4L IS. Ahora salen siempre conmigo de paseo en una pequeña mochila donde también va la Canon 5D Mark II a la espera de un relevo digno que cada vez estoy más convencido que no va a ser la Canon 5DS-R, sino que seguramente será la Canon 5DMark IV, probablemente una cámara mucho más sensata si se confirman sus 28 ó 30 Mpixels y el progreso meritorio, aunque insuficiente para llegar al nivel Sonykon, que parecen mostrar los sensores de las dos 5DS’s.
He probado el nuevo 24-70F2,8L II y debo decir que la primera impresión fue algo desalentadora, como si nada hubiera cambiado. Sin embargo, después de hacer el farragoso microajuste de AF en el que tuve que corregir con un -10 en la escala de +20 a –20 que lleva la 5D2, y de hacer un montón de fotos y de revelar el RAW como lo hago siempre, puedo decir que si se nota la diferencia. Quizás no es abismal, pero existe y se nota, vaya que si se nota. Las imágenes tienen un punto más de rabia y nitidez de lo que yo obtenía hasta ahora. La verdad es que ya tengo bastante y creo que con la 5D2 y su filtro AA de primera generación el conjunto no puede dar más de si.
El objetivo pienso que funciona bien aunque es curioso, parece como si el tren de lentes de enfoque fuera más pesado que el anterior. A la 5D2 parece como si le costara más moverlo. Muchas veces se mueve y enfoca rápido, pero la cámara no me da confirmación de foco. Pulsando otra vez, y sin que apreciablemente haya habido ningún movimiento, esta vez si me lo da. Para fotografía tranquila de paisaje, que es la que yo hago, eso no representa ningún problema. La 5D2 tiene desde siempre y con cualquier objetivo un enfoque un tanto dubitativo, y con el nuevo 24-70F2,8L II también.
Creo que lo que yo necesito ahora, más que una cámara con tropecientosmil terapixels, es una cámara con un enfoque seguro, preciso y repetitivo. La 5D3 lo tiene. Seguro que lo tendrán las 5DS’s (más les vale), pero seguro que también lo llevará la 5D Mark IV, y probablemente ese será mi siguiente paso. Ahora, con los nuevos objetivos, ya no tengo ninguna prisa.
Lo que si he apreciado es un viñeteo más que considerable que se nota perfectamente incluso a diafragmas tan cerrados como F8 y en el extremo angular. Tampoco representa para mi ningún problema. Si no es muy pronunciado me suele gustar el efecto viñeteo pues de alguna manera, tal como también decía el maestro Ansel Adams, hace que te centres más en el motivo de la foto, y si en algún momento se hace muy evidente o el motivo fotografiado lo pide a gritos, basta con aplicar el “perfil de lente” en Camera RAW y la imagen queda totalmente plana y uniforme.
El 70-200F4L IS solo lo he probado una vez, y cambiando el objetivo en casa. Ya sabéis que una de mis neuras crónicas es el miedo a la suciedad en el sensor. El zoom tele sale a pasear siempre conmigo, pero no me he atrevido a cambiarlo nunca en plena montaña. El viento casi perpetuo en esta zona así como una concentración de polen y de bichitos (cientos de miles de millones de insectos de todo tipo por cc) hacen que el ambiente sea una especie de ectoplasma vegetoanimal de consistencia sopera con el que no me he atrevido a lidiar. Bastante tengo con procurar que no se quede atrapado ningún bichito entre la tapa del objetivo y el filtro UV. Por la vez que lo he probado pienso que da la talla y su rendimiento es muy correcto.
Por todo eso, antes de retomar el blog y como cosa excepcional, por segunda vez en mi historia y superando mi vergüenza, os voy a poner aquí una cuantas de las muchas imágenes que he hecho en esta temporada. Podría decir que la primavera en alta montaña no es la época ideal para un paisajista. Es verdad. No hay mucho contraste de colores, todo es verde y las flores son preciosas pero diminutas. Tampoco hay atardeceres ni anocheceres, el sol sale aquí poco después de las 9 de la mañana y a intensidad máxima cuando aparece por detrás de la montaña. Lo mismo pasa por la noche, pero al revés. Aquí las palabras “orto” y “ocaso” son solo dos entradas en el diccionario sin ningún significado práctico. El colorido otoño, o incluso el blanco invierno ofrecen mucho mejores posibilidades estéticas. Vale, me ha quedado bien ¿ no ? pero eso son excusas de mal pagador. Si fuera un fotógrafo medianamente digno sabría encontrar situaciones y motivos en cualquier sitio.
Bueno, y después de este “introito” hete aquí la minigalería. Son imágenes pequeñas, solo para que os hagáis una idea, y así además los defectos se ven menos. Mi servidor y sistema se niega a que suba imágenes grandes, y todo eso que os ahorráis. Confío en que seréis benévolos.
Las últimas nieves se deshacen y alimentan los torrentes y los ríos de montaña. Las marmotas se lo miran con su curiosidad innata y de vez en cuando atronan el aire con su silbido de alerta. Este prado (si, debajo hay un prado) es de la Senda de los Araneses camino al Pllan d’Estan en la zona de La Besurta.
Un día, a las afueras del pueblo, encontré un manzano recién florido. Debajo del manzano había una bañera vieja sobre la que desembocaba un tubo de plástico que la mantenía llena para ser usada como abrevadero de animales. Los vientos propios de la zona habían hecho que la superficie del agua apareciera sembrada de los pétalos blancos de las flores del árbol. Un encuadre cerrado me pareció divertido, y salió algo así. El día era nublado y la iluminación difusa.
A pocos kilómetros del pueblo de Benasque hay una zona preciosa que se llama Las Gorgas de Alba. Es un conjunto de cascadas con un acceso facilísimo. En primavera son infotografiables pues el caudal de agua es tan enorme que a 100 metros a la redonda el aire es un aerosol de gotas que te dejan como recién duchado. Es fantástico, pero nadie en su sano juicio se atrevería a sacar su preciada cámara de la bolsa salvo que esta fuera submarina. En los accesos hay un par de torrentes que hay que atravesar. Suelen llevar muy poca agua, pero en primavera van más nutridos. Este es uno de ellos. Ya se, me gusta mucho el efecto seda, y a veces abuso de ello, aunque resulte un poco cansino.
En cualquier prado verde los árboles de hoja caduca despiertan a la vida con unas nuevas hojas con un verde que parece barnizado. Todo ello sobre la limpia luz de primavera que tiñe el cielo de azul, con el detalle de alguna nube de algodón que seguramente con un sensor Sonykon habría tenido toda su textura.
En cualquier prado, mientras más alto mejor, las gencianas de primavera nos saludan con su increíble color
No hay que ser un lince para encontrar rincones interesantes. En primavera la montaña rezuma agua por todos sus poros y en cualquier ladera encuentras pequeños torrentes en los que destaca el negro de la roca mojada el blanco del agua y el verde de las plantas que siempre hay por allí. El mojón pajizo da idea de lo poco que hace que la nieve se ha retirado.
En cualquier sitio, a veces en sitios inimaginables, aparecen flores maravillosas. De esta ranura en plena roca y prácticamente sin tierra aparece un arbusto que no se reconocer y en medio cinco pensamientos de esos de montaña, con unas flores de no más de 2 cm. ¿ Serán pensamientos “bonsái” ?
Lo verde de los prados y su contraste con la piedra de una casa en ruinas da rincones interesantes.
Hasta una charca de aguas tranquilas, con un buen contraluz y un reflejo de las montañas puede dar algo curioso.
Los idílicos paisajes nevados invernales tienen como consecuencia una infinidad de árboles quebrados y muertos por el peso y la ventisca, y eso en el mejor de los casos, pues cuando hay aludes (y los hay siempre) es cuando uno toma conciencia de lo poquita cosa que somos y de la descomunal energía de la naturaleza llevándose por delante todo lo imaginable y dejándolo reducido a un picadillo de piedras, tierra, troncos, ramas y hojas.
Yo tenía de joven un amigo muy bruto que cuando aparecía un día de aquellos transparentes y luminosos decía: “hoy hace un día para rejonear obispos”. Yo, temeroso de todos los dioses y de La Santa Inquisición no me atrevía a decir tanto, y por eso suavizaba el asunto y decía: “hoy hace un día Velvia”, que seguro todos vosotros entendéis.
Yo decía como excusa de mal pagador que en primavera y en alta montaña no hay color. Si que lo hay, no mucho, pero algo si que hay. El amarillo de los “dientes de león” en un prado, así lo atestigua.
También lo atestigua el contraste de los árboles de hoja perenne, los de hoja caduca con sus brotes verdes brillante, el sempiterno azul del cielo, y el blanco de la nieve que se resiste a desaparecer. Las nubecillas dan un toque de interés al cielo, que al menos no es liso.
Esta foto no la hice yo, la hizo el sol. Estaba yo al borde del río con el filtro ND puesto para hacer “sedas”. Hacía un día nublado con iluminación difusa ideal para esos menesteres. En un momento determinado y solo por unos segundos salió un poco de sol velado e iluminó por casualidad la parte central del río, justo allí donde yo había encuadrado. En ese momento hice la foto. Como había más luz el tiempo de exposición fue menor que sin sol y el agua reúne así a la vez la textura de la seda pero también refleja la potencia del caudal propio del deshielo. El resultado a mi me gusta. Hice tres fotos más pero sin sol, y las imágenes no tienen nada que ver pues tienen mucha menos fuerza.
Y eso si, en cualquier rincón puedes encontrar metáforas de que la vida sigue. El tronco de un árbol muerto hace mucho sirve de habitación de huéspedes de nueva vegetación rodeada por el musgo perenne que se adueña de cualquier cosa.
Subiendo un poco, al menos lo que nos han permitido nuestros maltrechos cuerpecillos nada serranos, aún se encuentran bloques de nieve (neveros) casi siempre en los valles más cerrados y en los torrentes menos soleados. Allí forman unos espectaculares puentes de nieve con el río transcurriendo saltarín por debajo. No hay fotografía que les haga justicia. Hay que verlo.
En cualquier rincón, a gran escala o a pequeñas dosis, uno encuentra cosas fotografiables. Mirando por el visor yo fotografiaría cualquier cosa. Después, la mayoría de esas imágenes no evocan lo que uno sentía al verlas al natural. Seguro que eso me pasa porque estoy absolutamente enamorado de estos valles.
En esta época las mañanas suelen ser claras y con sol pero enseguida aparecen de la nada nubes de evolución que según el día van ganando densidad hasta plagar los cielos y por la tarde suelen desembocar en lluvias o tormentas más o menos violentas. Por eso todo está tan verde. A veces los cielos se ponen espectaculares y es entonces cuando uno necesita un rango dinámico Sonikon.
Estando por estos lares no puedo evitar poneros una imagen de la cumbre del Aneto que con sus 3.404 metros preside los tresmiles de toda esta zona. Eso si, me vais a permitir que no os ponga la manida imagen de la cascada de Aiguallut con el Aneto al fondo. Os voy a poner esta imagen de tres orquídeas tardías en el Pllan de Aiguallut con el Aneto desenfocado al fondo. Cuando la hice tirado por el suelo y mojándole hasta las entrañas en una hierba impregnada de rocío me gustó, otra cosa es que os guste a vosotros.
Permitirme acabar la serie con una “licencia poética”. Esta es una imagen de un torrente con el fondo negro (toda la parte inferior derecha) y algo de hielo (esquina superior izquierda), iluminado por el sol y encuadrado buscado el reflejo en el agua a contraluz y en exposición lenta con el filtro ND. La gracia de esta imagen, si es que tiene alguna, es que se trata de un recorte enorme: 570×381 pixels de la imagen total que es de 5616×3744. Las líneas blancas son el reflejo del sol en el agua que se ha movido continuamente durante la exposición.
No podía faltar como colofón obligado por el entorno un recuerdo de la simpática Marmota, compañera perpetua de cualquier excursión que hagamos por estos parajes desde el principio de primavera hasta final de otoño. Unas veces más asustadizas y otras más osadas, suelen dejarse ver por todos los rincones de estos preciosos valles y como están muy acostumbradas al personal, salvo que te acerques mucho no te consideran una amenaza y se dejan ver y fotografiar.
No os creáis que iba cargado con un 800mm. Estas fotos están hechas con el EF 70-200F4L IS, a 200mm, y la imagen es un recorte, pero como os las enseño en pequeño, ya vale.
Bueno, y ya está. Entenderéis perfectamente mi reticencia a poner imágenes mías ¿ no ?.
Ansel Adams decía que no hay peor cosa que hacer una foto perfecta de un concepto difuso. No es verdad. Yo he superado eso y hago fotos difusas de conceptos difusos.
Esto es más o menos lo que se hacer y así he pasado este período de descanso. Aunque intento mejorar, se que son fotos muy normalitas (por no decir malas), pero os aseguro que yo disfruto haciéndolas y en medio del campo con el equipo a cuestas es cuando soy totalmente feliz. Tengo la inmensa suerte de que mi mujer siempre me acompaña. A ella le gustan mucho las flores y entiende bastante. Siempre va cargada con unos cuantos libros y cuando encuentra alguna planta o flor que no conoce se sienta, saca los libros de la mochila y no para hasta que no la encuentra y clasifica. Con eso se entretiene mientras yo hago mis “instantáneas”, que a veces duran un cuarto de hora o más. Ella es feliz porque me ve a mi disfrutar con lo que más me gusta. No me digáis que eso no es suerte ¿ no ?
Con la máquina pequeña, la Canon EOS 400D de solo 10 Mpixels, que lleva pegado siempre el EF 100mmF2,8 Macro, tenemos ya identificadas, clasificadas, y fotografiadas 55 familias, 318 especies y unas 2.000 fotos hechas desde el 2007 y todas de flores alpinas. Procuro hacerlas todas en el campo, pero a veces, bien por su tamaño, por el viento, o por el entorno, no puedo. Entonces, con todo el dolor de nuestro corazón, cortamos una o dos y las traemos a casa donde con una silla, un fondo de cartón, y la luz natural que entra por la ventana, hago fotos de estudio donde se pueden ver mejor los detalles.
Tenemos un álbum totalmente casero que se maneja desde una hoja EXCEL con hipervínculos, pero a nosotros nos gusta y ya tenemos suficiente. Algún día os pondré algunas muestras. Hoy solo os pongo dos, una de exterior y otra de estudio.
La de exterior es quizás la planta o la flor más característica de las cumbres alpinas. Seguro que hay en muchos sitios, pero nosotros solo la hemos encontrado en una zona un tanto difícil que no diremos a nadie. Es una especie muy rara, al menos por aquí, y absolutamente protegida. De esta jamás se me ocurriría coger una para hacerla en estudio.
La de estudio es esta variedad que es muy común en primavera. En esta zona la mayoría son blancas, un porcentaje muy pequeño son azuladas, y es raro encontrar alguna con tono rosado. Aquí las tenéis a las tres en una foto de estudio casera.
Y ahora ya si, se acabo la paliza.
Con toda la humildad del mundo queda inaugurado “Fotochismes 2.0”.
Adolfo: primavera 2015
Yo llamo a esos cielos «cielos de Kodachrome»,aunque nunca he utilizado esa película. He estado viendo bancos de pruebas de tu nuevo objetivo por ahi, y me parece una lente sobresaliente, asi que si al principio te costó ver la diferencia con el antiguo 24-70 quizá sea porque la 5DMkII no puede dar todo lo que el su nuevo compañero le demanda. Ya te lo comenté en otra ocasión, te recomiendo de veras utilizar el optimizador de objetivos de Digial Photo Professional. Eso si, algo que he aprendido hace poco es que, para sacarle todo lo que se le puede sacar a esta herramienta, hay que deshabilitar la nitidez pinchando sobre una casilla que hay en ese apartado. Despues descargas los datos del objetivo, subes la optimización al 100% y listo. Al terminar, hay que convertir la imagen a jpeg o Tiff con «convertir y guardar» y no con «guardar» para que coja bien los ajustes anteriores. Si luego llevas la foto a terminar en Lightroom, por ejemplo, puedes enfocarla allí. Por cierto, si te apetece ver mis fotos, búscalas en Flickr Óscar de Tuñón.
Hola de nuevo, gracias por volver, valor y al toro.
De tus fotos me quedo con «Instante y magia» y la foto la hiciste tú porque estabas ahí no el Sol. La de la licencia poética no la olvides, ese recurso da para una gran foto (o varias).
P.D. ¿»…como decíamos ayer»? Te ha quedado algo más largo ¿No?
¡que bárbaro, y todo esto tengo que leer!
bueno poco a poco….Gracias…
Re-bienvenido Adolfo a la blogosfera, acabo de descubrir que coincidimos también en el amor por las montañas y sobretodo por uno de mis paraísos terrenales, el valle de Benasque 😉
Parajes idílicos, Adolfo. Y por cierto con encuadres muy bien pensados, se te nota bastante el paso por el carrete, donde ahí no había reencuadre ni segundas oportunidades. (bueno trabajando en B/N, las había, pero en color era prohibitivo, por no hablar de la merma en calidad).
Gracias por tu vuelta, y con siceridad, me alegro que lo hayais pasado bien. Un saludo. 😉
Magníficas fotografías Adolfo. Muchas gracias por volver, pero cuídate mucho y dosifícate. Tus agradecidos lectores solo saborearemos tus artículos si realmente vemos que no supone para ti una sobrecarga excesiva. Si algún día no te apetece madrugar nos pones unas fotografías tuyas y nos damos mas que por satisfechos.
Un abrazo
Bienvenido de nuevo y, por cierto, muy buenas fotos, ¡ánimo y fuerza! Por cierto la foto del contraluz y del reflejo en el lago me parece extraordinaria y tu licencia poética cuánto más… eres un artista.
Saludos.
la verdad que me gustaron mucho tus fotos Adolfo, no seas tan autoexigente contigo, y pon fotos más seguido.
Saludos!
Espero que disfrutes del nuevo material y creo que cuando cambies el cuerpo por la 5D MIV (por dar mi opinión, con la diferencia te puedes comprar el 18-35 f4) seguro que el rendimiento de estos objetivos irá a mejor. Al menos a mi me ha pasado; he comprado un cuerpo nikon d7200 y la diferencia con la d7000 es notoria usando los objetivos que ya tenía (sobretodo con un 80-200 f2,8 af ED con el que tenía un microajuste tal que no podía utilizar las focales más cortas hasta el rango de 120mm; con el nuevo cuerpo no he tenido que hacer ningún microajuste para poder usar todas las focales del zoom, lo único que veo es que he de cerrar el diafragma a partir de f5 para conseguir una nitidez correcta).
En cuanto a las fotos no te voy a decir nada porque yo no las se hacer mejores.
Saludos.
Joder que fotos, Adolfo!… Me dejas alucinado.
No te las guardes. Pon mas de vez en cuando…
Buena serie de foto, me ha gustado especialmente las tituladas «De vuelta del Pllan de Aiguallut – preparando la tormenta vespertina» y «Licencia poetica:jugando con los reflejos»
Muy guapes.
Con ese paisaje si no no salen fotones es pa matate.
«Las secuelas de la nieve» parece de Ansel Adams.
Que gozada de paseos.