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Va de «wearables»: análisis del Gear S de Samsung – el elogio de la manga corta.

- la montruocosa -

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Seguro que el mismísimo Q se emociona, pero yo no.

Seguro que el mismísimo Q se emociona, pero yo no.

No os riáis, yo en Telefónica llegué a usar uno así. Era analógico, de Motorola, y funcionaba en la banda de los 146 Mhz donde había servicio móvil. No recuerdo el año.

No os riáis, yo en Telefónica llegué a usar uno así. Era analógico, de Motorola, pesaba unos cuantos kilos y funcionaba en la banda de los 146Mhz donde teníamos servicio móvil. No recuerdo el año.

Vale, aceptemos que en el mundo telefonillero desde el primer teléfono móvil hasta la llegada de los primeros smartphones la evolución fue muy grande, no tanto en calidad como en tamaño. Todos hemos tenido en algún momento en el bolsillo de la camisa un telefonillo práctico, útil y diminuto.

Vale, aceptemos que el mundo de internet ha cambiado eso y para mayor gloria de las operadoras quien más quien menos lleva ahora en el bolsillo (de la camisa no, que no cabe), del pantalón o mejor de la chaqueta o gabardina, un flamante smartphone con un pantallón «king size» tan voraz que hay que darle de comer cada noche y con el cual podemos estar esclavizados (léase conectados) las 24 horas del día y eso solo porque el día no tiene más horas.

Vale, aceptemos que eso ya no es moda y hay que inventar otra cosa. Ya está inventada, lo utilizaba James Bond hace décadas pero ahora ya es real como la vida misma. Reduzcamos un poquito el smartphone (no mucho), lo curvamos otro poquito para que se adapte a la muñeca, «et voilà», ya tenemos el «wearable» de turno que básicamente es un artilugio que hace unos años nadie en su sano juicio llevaría colgado en la muñeca. Es, como puse en el título, «el elogio a la manga corta» pues desafío a cualquiera a que se abotone el puño de una camisa con semejante artilugio puesto.

¿ Vale que estamos un poco locos ? Seguramente no, seguramente es que yo ya tengo la edad suficiente para que esas cosas no me emocionen, no me hagáis caso.

Bueno, y después de este introito un tanto virulento e innecesario provocado seguramente por la desilusión de que aunque siguiendo la tradición ayer quemé en la hoguera de San Juan todas aquellas cosas que me hubiera gustado desaparecieran de mi vida y del mundo en general, hoy me he despertado exactamente igual y todos los monstruos, los míos y los del mundo, seguían ahí, lo único que os quería contar es que Alberto Ballestín, que a él si le emocionan estas cosas, nos cuenta las virtudes de un artilugio muñequero que se llama Samsung Gear S y que como ya dije es más o menos un minitelefonillo doblao.

Allá vosotros, que yo ya he avisado.

Que sabes de

Nota tonta: no se si esta versión incluye rayo laser, polea ultrafuerte, pistola camuflada, bomba de fusión y depósito de vitriolo, pero si no lo lleva para eso está el «firmware», para arreglarlo.

adolfo

3 comentarios

  1. Lo del depósito de vitriolo, a veces se ven cosas que me hacen echarlo un poco de menos. No te creas.

  2. Lo mejor es la autonomía. Un día y medio. U sea, que o lo cargas todas las noches o te quedas tirao cuando menos lo pienses.
    El de APPLE ronda los 1000 euros.
    Prefiero el sigma 50 1,4 art y un casio de goma en la muñeca.

    • 😀
      Y aunque sea solo el Casio !!!

      No dudo que en el futuro todos llevaremos uno, pero hoy por hoy con esos tamaños y autonomias lo veo una «frikada», y puesto a ser friki me gusta mucho más el tensiometro de «Saber Vivir».

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