El fotógrafo de paisaje y viajes Ignacio Palacios publica un interesante ensayo sobre el eterno tema de la manipulación en fotografía lo que en el mundo digital tiene todavía mucha más enjundia.
El artículo es muy interesante y amplio, pero lo publica en Luminous-Landscape, con lo cual está en inglés. Si os manejáis bien en esa lengua bárbara que todo el mundo se empeña en dominar seguramente os gustará, pero si sois un negado como yo puede ser una tortura aunque haya fotos muy chulas.
El título es este: The very old debate of image manipulation
Mi opinión sobre el tema es quizás muy conservadora aunque reconozco que en mi época de revelado de blanco y negro en el lavabo de casa era de los que hacía pases mágicos debajo de la ampliadora para conseguir quemados y suavizados que dejaran copias más chulas. En la época digital soy partidario de un revelado RAW no muy agresivo y manipulación ninguna. Por resumirlo de una manera muy simple, quizás demasiado simple: apurar Cámera RAW pero olvidarse de Photoshop.
¿ Como lo veis vosotros ?
Yo creo que un fotógrafo de paisaje, para poder decir que lo es, debe dejar la foto lo más terminada posible en el momento de la captura y utilizar el software sólo para lo estrictamente indispensable. Esto es, para «pulir» el RAW como si fuera un tronco y quitarle toda aspereza. Últimamente, abunda mucho una estética o look en fotografía de paisaje a la que yo denomino como «de cristal». Dicha apariencia es la que tienen las imágenes de aquellos fotógrafos que abusan de Photoshop para dejar una imagen final casi de ensueño que, además de aburrir, hace que todas las fotos de todos esos fotógrafos parezcan la misma. Todas iguales. Yo creo (y habrá quien me ponga a bajar de un burro, pero me da igual y no pienso entrar al trapo) que quien dice ser un fotógrafo de paisaje, y produce imágenes con una perfección casi «divina», no puede provocar que el espectador se caiga de culo al ver el Raw de dicha imagen. No puede ser que un Raw asuste por su fealdad y que la imagen resultante sea maravillosa. Creo que entonces no son fotógrafos, son, simplemente, otra cosa. Me gustan las fotos hechas por fotógrafos con cámaras de fotos, no las que hacen informáticos con ordenadores. Por cierto, yo uso Digital Photo Professional, Lightroom 5 y Hugin. No sé lo que son las capas ni el enfoque por apilamiento de imágenes. ¿Un campo de girasoles donde el último girasol se ve con la misma nitidez que el primero? Por favor.
Por cierto, los ejemplos de Ignacio Palacios (los de sus fotos) me parece que están todos dentro de lo aceptable. No hay una diferencia bestial entre el Raw y la foto terminada. Hay muchos ejemplos en ese artículo, que son simplemente montajes fotográficos que no buscan engañar a nadie, sino que son «sólo» arte. No me refería a este tipo de fotos en mi parrafada de arriba.
Lo siento por ser pesado, pero acabo de ver el vídeo de dos minutos de Ignacio Palacios y he visto que, en una imagen quita una aurora boreal y la sustituye por otra. Eso, a mi modo de ver es inaceptable. Para inventarse paisajes, uno puede dedicarse a la pintura. No hace falta ir hasta Islandia.
A mí, mientras no me intenten engañar, respeto todas las disciplinas, si el resultado final me gusta.
Que «esto» es una foto, con ajustes sobre el raw. Pues si la foto es chula te lo digo.
Que «esto» es una «imagen/ilustración» obtenida a partir de tres fotos y mucho retoque. Pues si me gusta también te lo digo.
Pero no me digas que es una foto con dos toquecitos de ACR, porque entonces eres un mentiroso.
A lo peor lo que tengo es envidia, porque no sé manejar bien la edición digital… Pues igual sí… 😉
(Pero de todas formas, que me mientan no me gusta nada…)
Comparto la idea de que la diferencia entre una «foto digital» y una «imagen digital» está en la herramienta con la que se crean, así la primera debería llamarse a la que resulta de lo que el fotógrafo obtiene de su cámara (y un procesado respetuoso de la data original que emula la imagen), mientras que la segunda, aun cuando el lienzo sea de una o varias fotografías, es el resultado de la habilidad (y creatividad)del usuario para con un ratón o lápiz de tabla cual pincel, y los pigmentos y materiales envasados en softwares ad hoc (las múltiples variaciones que entre presets, capas y acciones) modifique, altere o cree nuevas realidades de la imagen inicial.