Este es el introito glorioso que hace nuestro querido chicarrón del norte (no me puedo creer que aún no esté de vacaciones) quien junto con su inseparable Álvaro Méndez hacen una toma de contacto – prueba de campo analítica y con muestras y todo de la Canon EOS 760 D, una de las últimas DSLR de iniciación de Canon que hace pareja (extraña pareja, por cierto) con la 750D a la que separan solo 50 euros. Dice Iker:
Con la saga de réflex más sencillas de Canon (las EOS de tres dígitos) ocurre algo muy curioso desde hace años: son populares y son fáciles de vender y recomendar. Aun así, parecen haber perdido la capacidad de emocionar que se les presuponía.
En realidad eso no es un gran problema ni para los usuarios que buscan una cámara sin complicarse demasiado la vida ni para Canon mientras el mercado siga respondiendo. Pero nunca viene mal intentar recuperar un poco la atención y el entusiasmo.
Después de esto pocas cosas más se pueden añadir, si acaso, que yo hace bastantes años que perdí la emoción y aunque os juro por la Biblia dedicada por super Monseñor Rouco que nuestro super exministro Gallardon tiene en su mesita de noche que la busco cada día con ahínco, aún no la he encontrado. ¿ Será que ha cambiado de bando y ahora está en Nikon o en Sony o quizás en Fuji ? ¿ Será «la calor» ? ¿ Será la doble campaña electoral que sufrimos en Catalunya ?
Lo de no encontrar la emoción perdida, debe de ser por el hecho de que las cámaras actuales empiezan a caducar nada más salir de la tienda con ellas.