Mucho más fácil que en el artículo anterior les ha sido a los chicos de Photography Blog pronunciarse sobre las bondades (más bien maldades) del objetivo-tapa-tapa-objetivo Olympus BCL 15mm f/8 Body Cap.
Como nota global le otorgan un 5,8 sobre 10, cosa nunca vista en los baremos de esta WEB, y en calidad de imagen un 5 sobre 10, lo que es por debajo del umbral del «culo de botella». la valoración final es un piadoso «por debajo de la media». No llega ni a la categoría de juguete.
Y ahora viene una batallita del abuelo. Cuando yo empecé a trabajar en Telefónica entré en una cosa que se llamaba CIE (Centro de Investigación y Estudios), en Madrid. Allí desarrollábamos productos y probábamos otros de algunos suministradores habituales de equipos de telecomunicaciones. Era allá por el año 1978. Recuerdo que teníamos un yunque enorme y un martillo más enorme aún. Cuando algún componente electrónico nos había dado mucho la tabarra y al final era localizado teníamos una ceremonia ritual a la que asistían todos los miembros del grupo implicado. El componente responsable del fallo (transistor, integrado, resistencia, condensador o lo que fuera) era colocado ceremoniosamente en el centro del yunque y el investigador que lo había localizado cogía el martillo y le arreaba un mandoble que lo reducía a polvo, mientras el resto del personal aplaudía a rabiar y daba todo tipo de gritos y vítores. Todos éramos jóvenes entonces.
Queda claro que esta tapa Olympica es una candidata idónea para recibir el mismo tratamiento.
La verdad es que siendo un diseño con unas caracteristicas tan poco ambiciosas (f8!!!), que te salga una castaña así tiene mérito.