En mi más tierna juventud, cuando empecé a trabajar en un centro de investigación que Telefónica tuvo en Madrid allá por los años 78, cuando yo tenía 24 añitos, formaba grupo con un compañero de trabajo muy cachondo que se llamaba Antonio y del cual perdí la pista hace muchos años al volverme a Barcelona.
Por aquel entonces ya era yo muy aficionado a la fotografía, y aunque lo digital ni estaba ni se le esperaba, yo ya confesaba mi reticencia a cambiar objetivos por el riesgo de que entrara polvo y porquería en la cámara del espejo, y eso que entonces con la película, el «sensor» cambiaba a cada imagen. Imaginaos ahora mi paranoia con el polvo y la suciedad del sensor del que ya os he dado buena cuenta aquí en más de una ocasión. En fin, que cada uno tiene sus miserias, y esta es una de las mías.
Pues bien, en aquellos tiempos un día le confesé a mi amigo Antonio que «era alérgico al polvo», y el hombre, con su proverbial agudeza me contestó, «pues que desgracia, oye». Éramos jóvenes y las segundas interpretaciones estaban a la orden del día dando lugar al chiste fácil y grosero.
Pues bien, desde entonces, cada vez que veo un objetivo todoterreno con vocación de convertirse en un objetivo prácticamente fijo en una cámara librándola así, tanto a la cámara del espejo como al sensor, de las rigurosidades atroces de la cruel intemperie me acuerdo de aquello y de ahí el título del esta breve nota.
Así pues, señoras y señores, damas y caballeros, alérgicos al polvo en general, y desgraciados todos, es para mi una honda satisfacción comunicaros que los especialistas cristaleros del Sr.Canon han parido un objetivo que hará vuestras delicias. Se trata de un EF 24-300mmF3,5-5,6L IS que sin duda ninguna sustituirá al actual EF 28-300mmf/3.5-5.6L IS que dicho sea de paso anda sobre los 2.500 dólares. Esos 4 mm más en angular son un pequeño mundo y muy de agradecer. ¿ Cuanto valdrán esos 4 mm de más ?
Lo cuentan en Canon Rumors, pero lo han espiado en Egami
Nota tonta: debo confesar que «soy un miserable». Quiero decir que tengo muchas miserias, y la alergia al polvo es solo una de ellas. Otra de las más recurrentes es mi obsesión por la nitidez y el detalle, lo que no me hace un candidato idóneo para este tipo de zoom’s todoterreno, donde el principio básico de «quien mucho abarca poco aprieta» penaliza claramente la calidad de un rango de focal tan grande, sobre todo en FF. Que le vamos a hacer.
el problema del todo en uno va a ser el peso, además del precio