A mi me suele pasar una cosa rara, y digo rara porque me temo que no es nada habitual. Cuando veo recuerdos, imágenes, fotografías o películas de mi mismo o mi familia de hace un montón de años, no me suele gustar. Veo y constato como han cambiado las cosas, como han cambiado las personas, y como he cambiado yo, y me embarga una especie de sentimiento de no se ¿ tristeza, quizás? de forma que aún reconociendo el valor del recuerdo, no lo paso bien. Ya digo que soy un tanto raro, y como en tantas otras cosas, soy una anomalía.
¿ Le habrá pasado lo mismo a nuestro querido profe al ojear un librito con anotaciones propias de cuando Valentín era poco menos que un chaval ? Seguramente no. Valentín parece una persona sensata y cabal. Yo no.
En los años en que no existía Internet ni tampoco el Gran Hermano que es Google, la gente tenía que echar mano de panfletos en papel que contenían la sabiduría que uno iba buscando. La inmediatez era solo una esperanza.
Los anglosajones empieza más o menos diciendo «Once upon a time» y nosotros empezamos más o menos así «hubo una vez un tiempo» ………., pero todos nos referimos a cosas que pasaron hace muchos, muchos años, en este caso más de 60.
Formulario Manual Kodak: entre hidroquinona y barcos hundidos.
Título insuperable que yo no voy siquiera a intentar comentar.
¿ Cualquier tiempo pasado fue mejor ? Seguramente no, pero lo que seguro fue, fue diferente.