Hace ya todo un mundo (en internet las cosas van tan rápidas que hasta la luz parece lenta), el pasado día 7 de este mismo mes, os contaba que si alguna vez os comprabais un avión ya teníais cámara para él: Ftc 7-9-2016.
Pues nada, hoy os cuento lo mismo, pero esta vez en castellano y explicado por Raphaël Terris en DSLR Magazine
Bueno, y como así el artículo quedaba la mar de soso y por aquello de que hablamos de fotografía aérea, me ha parecido oportuno incluir estos dos enlaces (que desafortunadamente están en lenguaje bárbaro) sobre un personaje que se llamó Theodor Scheimpflug (1865 – 1911) y al cual debemos todo el jaleo de los desplazamientos y basculamientos tanto en objetivos T&S como en las cámaras de placas, de las gordas.
Resulta que este señor era un militarote experto en fotografía aérea. Parece ser que este hombre se subía en un globo y hacía fotos aéreas del enemigo, pero no le salía más que un plano enfocado y no podía distinguir todos los detalles en los inmensos campos de batalla. A partir de ahí se le ocurrió doblar el eje óptico y consiguió así tres cosas: 1.- que le saliera perfectamente enfocado todo el plano del suelo, que es lo que él fotografiaba, 2. – el agradecimiento (supongo) de todos sus superiores militares que imagino lo cubrirían de chatarra con banderitas, y 3. – elaborar la ley que lleva su nombre y que tan felices ha hecho a fotógrafos especializados en arquitectura y en foto de producto desde entonces hasta ahora.
Pues eso, seguro que todos vosotros ya lo conocéis, pero por si acaso queda algún despistado, aquí queda dicho.