Todos sabemos que Hugo Rodríguez es un gurú en temas de «gestión de color y calibración», y casi todos sabemos que es un profesional autónomo y que vive de esto, así que es de lo más lógico que en su blog hable de ello y le de la preponderancia que puede tener y tiene en el resultado final, sobre todo si las imágenes son «de producto» y tienen un destino profesional.
Pero nunca deja de sorprenderme la diferencia tremenda que existe entre un proceso calibrado y otro que no lo es.
Hoy veo en su blog un ejemplo real y pienso que es muy interesante compartirlo.
Yo, como «pardillo» del asunto, no puedo dejar de llamar la atención sobre el párrafo final del pequeño artículo.
Dice Hugo:
Como puedes ver, los cambios son evidentes. Es cierto que a un ojo no muy adiestrado, las versiones “por defecto” son más coloridas y parecen más impactantes, pero lo que generalmente busca el cliente no es eso, sino que se vea exactamente cómo es.
Más que nada para evitar malentendidos y las consiguientes devoluciones, que trastocan bastante las cuentas…………….
¿ Oído cocina ?