Me complace mucho saber que Stephen Hawking y yo tenemos algo en común: la fe ciega en el futuro de la humanidad.
No me complace nada que esa opinión sea «tan optimista», pero como dijo un sabio: «es lo que hay».
Pero Hawking cree que sí que hay vida inteligente en la Tierra –en la que no parece incluir a Donald Trump, al que criticó duramente– y que la vida inteligente tiende a la autodestrucción. Esto podría explicar que a día de hoy no se hayan encontrado indicios de inteligencia en otros lugares del universo, ya que, si alguna vez ha aparecido, posiblemente se habrá extinguido. “Creo que esta es la trayectoria en la que estamos”, afirmó Hawking.
Juro sobre todas las Biblias que nuestro Monseñor Rouco tiene en su mesita de noche que no tenemos absolutamente nada más en común.