No lo puedo evitar, vamos, al menos yo no lo he podido evitar. Siempre que veo algo así acude a mi segunda neurona, ya sabéis, la que no uso para respirar, la egregia y magnífica imagen de nuestro insigne profesor Franz de Copenhage.
Y eso me ocurre cuando no se valorar si una idea es una verdadera genialidad o una tontería del tamaño de la fortuna de los primeros 25 personajes de la Lista Forbes.
Señoras y caballeros, damas y señores, con todos ustedes la rutilante Polaroid que «imprime» imágenes GIF animadas.
Y hasta aquí puedo, quiero, debo y me atrevo a leer.
Y ahora, como os supongo tan sedientos de información como el superministro Montoro de «pasta», aquí podréis saciaros:
Ofú, éstavezsanpasao.