Así han sido mis vacaciones de invierno de este año. No seáis malos, porque no se más – actualizado.

Pues ese soy yo hace unos cuantos años.
Se me ve poco, pero es que soy muy tímido.

Si un día me pierdo no me busquéis en un mitin de Rajoy. Buscarme por mis queridas montañas y allí me encontraréis a mi, o a lo que quede de mi, agarrado a un trípode.

Con mi mujer hemos pasado 15 días en Benasque (Pirineo de Huesca), en el diminuto apartamento que tenemos en ese para mi paradisíaco lugar. Con todo el jaleo de la salud de mis padres, y también de la nuestra, aunque menos, hacía más de 5 años que no nos acercábamos por allí en invierno y ya teníamos ganas de ver un poco de nieve.

Por lo que iban diciendo los hombres y mujeres del tiempo se avecinaba frio y nieve así que seguimos muy de cerca los partes meteorológicos y nos fuimos para allí el sábado día 4.

Hemos tenido mucha suerte, en particular yo he tenido mucha suerte. Os lo explico:

• Hemos tenido mucha suerte pues el domingo día 5 empezó a nevar y así se ha mantenido, con sus paradas y altibajos, más de 10 días.
• Nos ha nevado de todas las maneras posibles: con copos grandes, blandos y suaves de esos que producen un silencio casi metafísico en el ambiente, con cristalitos pequeñísimos y duros que te acribillan la cara como si fueran agujas, y con un “cierzo” bestial que hacía que nevara horizontal.
• Hemos pisado nieve virgen y blanca con una textura parecida a la de la nata, tanto que hacía inútil el uso de raquetas de nieve pues se hundían igual que solo con las botas. Era tan seca la nieve que hundiéndote hasta la rodilla no te mojabas.
• Ha hecho temperaturas frías, entre 12 y 15º bajo cero, pero con humedad baja (a pesar de la nieve) y abrigándote bien hasta pasabas calor.
• No hemos visto el sol hasta el último día, todo era iluminación difusa, con lo cual el paisaje era algo mágico, sin textura, pero maravilloso. No íbamos a las estaciones de esquí, ni a la alpina de Cerler, ni a la de esquí de fondo en Los Llanos del Hospital. Los prados y los campos alrededor del pueblo estaban vírgenes. Estábamos casi solos, así que toda la nieve que nadie quería era para nosotros. Eso es un lujo que no se paga con dinero, de verdad.
• Hemos salido a pasear (fotografiar, que para mí es lo mismo) casi cada día. Tengo la inmensa suerte de que a mi mujer también le encantan los paisajes de montaña, pero aún le gusta más verme disfrutar a mi jugándome la vida para encontrar un encuadre imposible y hundiéndome hasta el ombligo para que después la foto real ni siquiera evoque lo que vimos en la realidad.
• Yo iba la cámara montada en el trípode, tapada con una bolsa de tela semi impermeable y encima una bolsa de plástico normal. Íbamos con ropa y gorros para lluvia, pero ella llevaba además un paraguas, casi siempre cerrado porque solo chispeaban copos. Cuando aparecía la posibilidad de una foto, ella abría el paraguas y se ponía al lado mío cubriendo la cámara. Solo entonces yo sacaba las dos bolsas, encuadraba y hacía la foto lo más rápido posible. Después volvía a ponerle las dos bolsas a la cámara, ella cerraba el paraguas, y así seguíamos hasta la siguiente foto. ¿ Entendéis ahora porque al principio he dicho que los dos habíamos tenido mucha suerte con el tiempo, pero que yo había tenido mucha más suerte con ella ? Pues eso.

Y ahora ya si, como viene siendo una costumbre en los últimos tiempos, perdida la vergüenza y con la osadía que da la confianza, os voy a poner unas cuantas fotos, como siempre tal cual, solo reducidas de tamaño y pasadas a JPG. Son solo unas cuantas, seguramente no son las mejores, pero a mí me gustan. Yo no se optimizar las imágenes para que se vean bien en la red, pero ya os dará una idea de que sigo siendo igual de mediocre que siempre.

Esta vez me ha dado por el blanco y negro simplemente porque se pueden forzar más las texturas y obtener imágenes más impactantes. Es cosa de gustos, de días, y de motivos. También hay alguna en color que está bien, pero con las dos semanas de nieve que hemos tenido os prometo que en la naturaleza había un solo color.

Ni con el introito pretendía daros envidia, ni con esta galería espero ningún comentario laudatorio,  porque yo sé muy bien dónde puedo llegar. Simplemente me gustaría transmitiros el ambiente, la magia y lo bien que lo hemos pasado estas dos semanas rodeados de plena, blanca y fría naturaleza.

Hala, que lo disfrutéis.

Mucha salud para todos y un abrazo bien gordo.

Adolfo.

183 – No, no es una postal «El Escudo de Oro», es que mi pueblo de adopción es así.

5 – El lecho de un torrente esculpido por la nieve

6 – Ni hecho por encargo. La naturaleza es el mejor artista.

34 – No es un árbol idílico buscado en un insólito y solitario paraje. Yo podría decir que me costó una barbaridad encontrarlo, pero estaba en medio del pueblo, en la calle principal, justo delante del supermercado Eroski.

63 – Si, también había cosas así. Yo las llamo «hielitos», y me encantan.

44 – Un ensayo en clave alta. No se, a mi me gusta por su simplicidad.

103 – Nieve con arbolito: no todos los títulos tienen que ser originales, imaginativos, y audaces, oiga.

123 – Una simple casa en ruinas puede ser un buen motivo.

102 – ¿ Se puede fotografiar «la nada» ?: yo lo he intentado.

88 – ¿ He dicho que me gustaban los «hielitos» ?

135 – Si que lo he dicho, ¿ no ?

160 – Si, ¿ verdad ? Vale, pues ya me callo.

155 – Desafiando al frío.

141 – Se me acabó la inspiración «titular»

147 – Y aún no la he recuperado.

189 – Espesores guapos, si señor: agua para los pantanos.

186 – Hay un libro que se titula «Palmeras en la nieve», y ahora hay película y todo. Su autora es Luz Gabás, una mujer nacida en Anciles (al lado de Benasque) que fue alcaldesa del pueblo una o dos legislaturas.
Bueno, pues yo no he escrito ningún libro, pero si he hecho esta foto, y la titulo «Texturas en la nieve», toma ya.

Me lo he pensado y al final os voy a poner unas en color, lás únicas que tenían algo de color.

13 – Una pared de hielo, simplemente eso.

15 – ¿ Un collar, una diadema ? Una maravilla natural.

122 – Un posado, solo eso: la naturaleza no es tan ordenada, es cosa de la entropía.

127 – Este arbol es una verdadera bola verde en primavera. Así también tiene su encanto.

Y ya está, colorín colorado, pero con poco color, esta galería se ha acabado. No quiero abusar de vuestra paciencia.

Otro abrazo.