Hace unos días os conté el análisis que Hugo Rodríguez hizo del proyector 4K BenQ W1700 que por cierto salió pero que muy bien parado del envite, con una relación calidad/prestaciones/precio muy superior a la competencia: Ftc 24-3-2018
Como al final de la prueba los chicos de BenQ le dijeron que no hacía falta que lo devolviera, lo tenía en casa y me invitó gentilmente a que lo viera para ver lo que daba de si.
Pues bien, ayer por la tarde estuve en su casa y tuve el privilegio de disfrutarlo un par de horas.
Primero vimos unos fragmentos de la peli Avatar, en Full HD usando como fuente un reproductor media player con HDD, después unos fragmentos de una peli de guerra «Dunkerk» grabada y editada en 4K nativo utilizando como fuente el ordenata portátil de Hugo. Y ya para finalizar vimos unas cuantas fotos mías que yo llevé en una llave USB y las vimos directamente en formato TIFF utilizando la salida HDMI del mismo portátil.
En este punto es necesario que remarque que no tengo ninguna experiencia en ver proyectores digitales y que salvo alguna visión esporádica en tiendas este es el primero que podía saborear con calma y tranquilidad. Dicho esto os intentaré transmitir las sensaciones que tuve.
1.- De entrada os diré que ver una pantalla de 3,8 metros de ancho desde un sofá a unos 3 metros de distancia es una experiencia difícil de explicar. La palabra que acude a mi segunda neurona es «inmersión». Mirando al centro de la pantalla todo lo que cubren tus ojos es imagen. Estás realmente dentro de la escena.
2.- Los colores son suaves y muy naturales, y como al ojo humando es muy fácil engañarlo sobre todo con imagen en movimiento, incluso a simple resolución Full HD las imágenes tienen detalle suficiente como para pasarlo en grande. Entre otras cosas ello es debido a que la resolución nativa del proyector es 4K e incluso a esa distancia no se puede apreciar el punto.
3.- En la película 4K la nitidez aumentó y el nivel de detalle fue excelente, mejor que en el cine de verdad pues relativamente estás más cerca de la imagen.
4.- Después, en imagen fija, que es mucho más exigente, al ver mis propias fotografías en tamaño de 4 metros de pantalla, aluciné pero con matices. La sensación es muy buena, y el tamaño ayuda mucho a ello. La nitidez, a pesar de que los 8 Mpixels del proyector quedan muy alejados de los 30 Mpixels del original, era excelente y más que suficiente para «evocar» claramente la antigua proyección de diapositivas (Velvia a ser posible) en el salón de casa. Los matices, o «el problema», si es que puede denominarse así, es el contraste, o más bien la sensación de contraste. Las imágenes aparecían lechosas, con un velo blanco que las teñía por completo y que contaminaba el negro profundo para convertirlo en un gris más bien clarito. Eso exige una explicación más detallada que hago al final de estas consideraciones, en el punto 8.
5.- El objetivo debe ser de muy buena calidad, a pesar de ser un zoom. Ni en la esquina más extrema se aprecia el más mínimo indicio de aberración cromática ni siquiera cuando en ella aparecen finos detalles en contraluz. No tengo ni idea de cual será su focal, pero es capaz de llenar una pared de 4 metros situado solo a unos 5 metros de ella. Es decir que es un buen angular.
6.- La cantidad de luz a esa distancia es más que suficiente. Un proyector de diapositivas clásico no llega a dar esa luz en una pantalla de 4 metros, seguro que no. Otra cosa que sorprende mucho es la uniformidad absoluta de distribución de esa luz. Poniendo una pantalla gris no se aprecia el más mínimo viñeteo, cosa que es extraña pues al fin y al cabo es una proyección óptica con un objetivo angular y a plena abertura.
7.- Y ahora dos detalles curiosos que me llamaron mucho la atención.
- 7.1- El proyector tiene un «inclinómetro» incluido de forma que detecta la inclinación del proyector y él solito desplaza la lente convirtiendo el trapecio de la imagen en un rectángulo perfecto. Su eficacia y sencillez son asombrosas.
- 7.2- Ya digo que no tengo ni idea de como funciona un proyector de este tipo, pero mirando al objetivo así un poco de reojo, haciendo cosas raras con los ojos o incluso agitando un lápiz frente a la pantalla se puede apreciar que lo que estamos viendo es una sucesión muy rápida de imágenes RGB, de lo que deduzco que el «antisensor» (lo llamo así porque no capta luz, sino que «la emite», bueno, en realidad la deja pasar con mayor o menor opacidad) que lleva dentro es de blanco y negro y que a velocidad endiablada aplica un filtro del color adecuado a los componentes RGB de cada cuadro.
Y ya está, bueno, casi. He dejado para el final el para mi punto más importante y conflictivo.
8.- La sensación de contraste:
Para ser serios con lo que estamos viendo, aquí hay que hacer dos matices. En un proyector de este tipo el contraste de la imagen viene dado por dos factores, uno interno y otro externo: el interno es la diferencia o el rango que puede proporcionar el proyector entre la máxima cantidad de luz que es capaz de proyectar y el negro más profundo y oscuro que es capaz de reproducir, y el externo es «el aislamiento lúminico» de la sala de proyección, no determinado porque las ventanas estén cerradas o sea de noche, sino por la reflectancia de las paredes de la sala que deben, en la medida de lo posible, evitar rebotes de luz y contaminación de la propia imagen.
Ya he dicho que este punto es el que puede dar muchos disgustos. Yo llevé imágenes de este invierno, imágenes de nieve muy puñeteras para esto, como las de blanco y negro que os muestro en las imágenes ilustrativas.
Ya he dicho también que la sensación, en una imágenes más que en otras, era que aparecían lechosas, con un velo blanco que las teñía por completo y que contaminaba el negro profundo para convertirlo en un gris más bien clarito.
Por ejemplo, eso era muy patente en la imagen 1: mucha nieve muy blanca y un agujero negro que no era nada negro. El conjunto era infame. Sin embargo, en la imagen 2 el efecto se apreciaba muchísimo menos. Eso era porque la mayor parte de la imagen era oscura y solo había algún detalle de nieve muy clarito y luminoso. Esta se veía bastante bien, siempre comparado con la imagen reproducida en un monitor bueno. Donde no se apreciaba casi nada era en la imagen 3, que básicamente por su «clave alta» era todo blanco sin apenas contraste de ningún tipo. Esta se veía muy bien.
Pues bien, el culpable de todo ello era la sala de proyección. El salón de Hugo está pintado todo él en blanco mate y la cantidad de luz reflejada por las paredes que no hacían de pantalla era enorme, contaminando la imagen proyectada (sobre todo cuando esta era muy luminosa) como si hubiéramos abierto una ventana a pleno sol. Ello «diluía» prácticamente el negro profundo que pudiera aparecer en la imagen y lo convertía en un gris clarito y lechoso.
Para comprobar el efecto proyectamos las mismas imágenes sobre un cartón blanco de unos 50 cm pero alejado totalmente de las paredes. Por una parte al ser la pantalla mucho más pequeña había mucha más luz, y por la otra al no haber reflejo en las paredes y techos el contraste aumentó espectacularmente y las imágenes daban una sensación infinitamente mejor.
Después también hicimos la prueba de proyectar una imagen totalmente negra y pudimos comprobar que el proyector proyectaba una imagen gris, muy oscura y tenue, pero que marcaba claramente un rectángulo gris en la pantalla.
Una pantalla de una tele o un monitor OLED enciende un LED orgánico cuando tiene que emitir luz, y si tiene que emitir un negro pues no enciende nada. Eso si es negro de verdad.
Un proyector no tiene nada que ver con una pantalla OLED. En él hay un «antisensor» que deja pasar luz a través de él y opone cierta opacidad en función de la luminosidad del pixel afectado, pero ni es capaz de dejar pasar toda la luz en un blanco puro, ni es capaz (y eso es lo más importante) de bloquearla totalmente en un negro profundo.
Comentándolo con Hugo me dijo que este era el detalle más importante que diferenciaba a los proyectores digamos «asequibles» de los hipercaros, aunque la diferencia no era mucha y sin embargo la diferencia de precios si es enorme. Estamos hablando de que este BenQ W1700 anda sobre los 1.500 dólares y los proyectores «buenos» superan de largo los 10.000 dólares, que no es exactamente lo mismo.
En realidad todo esto no es nuevo, ya nos pasaba antes con las antiguas proyecciones de diapositivas de las que ya no nos acordamos. Lo que ocurre es que la pantalla puede ahora se más grande y por lo tanto está más cerca de las paredes laterales y el techo, superficies reflectantes que contaminan la propia proyección con luz parásita. A su vez ahora hay más intensidad de luz lo que agrava el problema. Además, el negro puro de una diapositiva era y es muy denso, pero no negro puro tampoco. El proyector óptico de diapositivas si proyectaba una diapo sin exponer (que debería ser negra) también marcaba un cuadrado en la pared, lo mismo que en digital.
Estamos muy mal acostumbrados y pedimos, al menos yo y sin reflexionar demasiado, que lo que vemos en nuestros monitores de sobremesa lo veamos exactamente igual en una pared de 4 metros, y eso, hoy por hoy, no puede ser aún.
Como consecuencia de todo ello, y ahora entenderéis el por qué del titulo, mis conclusiones después de toda esta paliza son las siguientes.
1.- No hay nada nuevo bajo el sol. Esos problemas ya los tenía yo con mi proyector de diapos Zeiss Perkeo, pero mi pantalla era de 1,20 metros, la ponía en medio de la sala lejos de paredes y techos y el problema del contraste era (o parecía) mucho menos grave. En digital pasa lo mismo, pero la pantalla puede ser más grande y tenemos mucha más luz.
2.- El proyector BenQ W1700 es una opción excelente a un precio no escandaloso para aquellos que quieran disfrutar de una superpantalla en casa donde ver fotos y mejor aún pelis de todo tipo que con un buen equipo de sonido nada tiene que envidiar al mejor cine de barrio. Su relación calidad/prestaciones/precios es magnífica.
3.- El proyector BenQ W1700 es una opción excelente a un precio no escandaloso pero solo para aquellos que cumplan esta trivial condición: que de las 6 paredes del salón de su casa (contando el suelo como pared) tengan 5 de ellas pintadas de riguroso negro luto o mejor aún forradas o empapeladas con terciopelo negro mate o gruesos cortinajes decimonónicos del mismo luto riguroso. En otras condiciones la experiencia puede ser frustrante.
De ahí entenderéis el metafísico significado del título. Si para ver bien vuestras fotos le exigís a vuestra pareja redecorar el salón de casa de la simpática manera que he expuesto, lo más probable es que la cosa acabe en divorcio. ¿ Oído cocina ? Pues eso.
La solución definitiva al problema llegará cuando podamos ir a El Corte Inglés y pedir una pantalla OLED de 4 metros de ancho. Ellos te la darán enrollada y tu al llegar a casa la despliegas y la cuelgas de la pared. La resolución deberá ser como mínimo 8K (33 Mpixels), para que haya correspondencia (aproximada al menos) entre la resolución de la imagen y la del dispositivo de reproducción. ¿ Falta mucho eso ? Pues lo que los fabricantes quieran, claro.
Corolario del corolario, más prescindible aún:
- Pregunta: ¿ estamos cada vez más cerca de «evocar» la antigua y obsoleta proyección de diapositivas ?
Una pantalla 4K tiene una resolución de 3840 x 2.160 = 8,3 Mpixels. Cualquier cámara digital actual sobrepasa por mayoría esta resolución. Otra cantar será con el 8K, pues estaremos hablando de 7.680 x 4.320 = 33 Mpixels. Pero eso es otra historia que comenzará con los JJOO de Tokio, y tiempo habrá de hablar de ello.
Por otra parte, en el «data sheet» de la Velvia 100 (por ejemplo), película que yo utilizaba continuamente en mis últimos tiempos pre-digitales, podemos ver una página como esta, y en ella, en la esquina superior derecha podemos leer que su poder de resolución es era de 80 líneas/mm en bajo contraste y 180 líneas /mm en alto contraste. Pongamos que en un contraste medio podemos resolver 130 líneas/mm sin despeinarnos.
Os juro por lo más sagrado que nunca he entendido que significa eso. Seguramente Valentín Sama o Germán Pierre nos lo podrían aclarar perfectamente.
Imaginemos el caso más favorable: que sean 130 líneas de verdad. Si eso es cierto, en 1 mm de película podríamos ver 130 líneas. Por lo tanto en una diapo FF podríamos ver 130 líneas x 36mm = 4.680 líneas. Si aplicamos eso a una relación 3:2 tenemos un fotograma con 14.6 Mpixels.
Imaginemos ahora el caso más desfavorable: que sean pares de líneas, porque para definir una línea necesitamos dos, una blanca y otra negra. En caso contrario todo sería una superficie uniforme blanca o negra. Si fuera así, en 1 mm de película podríamos ver 130/2 líneas = 65 pares de líneas. Por lo tanto en una diapo FF podríamos ver 65 pares de líneas x 36mm = 2.340 pares líneas. Pero para que podamos ver una línea bien marcada necesitamos como mínimo un pixel blanco y otro negro. Por lo tanto nos vamos igual que antes a un fotograma de 14.6 Mpixels.
Seguro que todos vosotros habéis hecho la prueba de proyectar una diapositiva chula y acercaros a la pantalla a ver que tal se ve. No me ocultaréis que os habéis llevado una más o menos profunda decepción. Yo he llegado a mirarlas por microscopio, y la decepción entonces llega al asombro. ¿ Como es posible que en eso proyectado se vea algo ? Lo mismo hacemos todos los días con nuestras imágenes digitales pues enseguida se nos va el dedo al 100% y empezamos a mirar detalles, ¿ a que si ?
Bueno, pues yo hace mucho tiempo que «caí del burro» y tuve que reconocer que la imagen digital superaba y con mucho la calidad y nitidez de la mejor diapositiva, siempre tratándose de imágenes tomadas con todo el cariño del mundo. Y eso no ahora, sino cuando íbamos por unos tristes y obsoletos 10 Mpixels (más o menos ). No estoy hablando aquí de ningún matiz de tipo estético: textura, ganularidad, incuso aspecto. Estoy simplemente hablando de nitidez y siempre refiriéndome al formato de paso universal que en digital se ha dado en llamar FF, aunque aún no se por qué.
Claro está que la calidad de una diapositiva proyectada depende de la calidad del objetivo de la toma y más aún de la calidad del objetivo del proyector que por definición siempre trabaja a diafragma abierto con la pérdida que eso lleva implícito.
- Respuesta: si señor, estamos cada vez más cerca, pero no solo de «evocarla», sino de superarla y con mucho. El 8K nos permitirá llegar a la resolución de 33 Mpixels, más o menos la de los sensores de nuestras cámaras, y el OLED enrollable nos dará el negro profundo y el contraste necesario. ¿ Lo veré yo ?, es posible. ¿ Lo podré pagar ?, no, seguro que no. Mientras, el 4K y una sala razonablemente acondicionada nos dará muy bien el pego.
Una tele OLED para ver una pantalla de 3,8m de ancho en relación 16:9 sería una tele de 175″. Póngale el agudo lector el precio que le apetezca. Y además no cabría ni en el ascensor ni en la escalera, salvo enrollada.
Actualización: 3-4-2018
Hugo me cuenta exactamente esto por e-mail.
Ayer probe a colocar un polarizador delante del proyector y ……….. vaya cambio !!
El negro paso a ser negro de verdad, y el rango dinamico aumento por lo menos 2 diafragmas ! Gracias a que los blancos son menos luminosos (les sobraba brillo), los rebotes en la habitación se han reducido muchísimo, y ahora los negros son una maravilla !
¿ Oído cocina ?
Dedicado a todos los felices poseedores de un proyector digital.
El problema de la luz ambiente ya existía en la época de la proyección de diapositivas. Recuerdo que en las fotos oscuras ponía la mano en diagonal sobre las rendijas de ventilación del proyector para evitar iluminar el techo, y de reflexión la pantalla. Es el mismo problema, pero con una pantalla mucho más grande y más cantidad de luz.
Si señor, eso ya nos pasaba antes. No quiero que se entienda que reivindico la antigua proyección de diapositivas en detrimento de la proyección digital.
Pues con los precios que se manejan, me parece que vamos a tener que seguir reivindicando la proyección de diapos, hasta que salgan los de resolución de 64 K´s……. o maaás.