Empieza así:
En general, doy bastante poca credibilidad a los valores de sensibilidad nominal que otorgan los fabricantes a sus emulsiones o películas fotográficas. Y tengo buenas razones para ello. Una de ellas es mi experiencia personal, y otra es lo que ocurrió hacia el año 1960, en el que diversos fabricantes –entre ellos Ilford y Kodak– decidieron doblar la sensibilidad de algunas de sus películas negativas en blanco y negro y ello… ¡aunque esas emulsiones seguían siendo exactamente las mismas! Y tal como pueden sospechar los lectores, yo mismo viví –con cierto asombro– ese momento.
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Madre mia, cuantas fotos oscuras por culpa de esos juegos comerciales.