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1.- Mi otoño 2018 en Benasque: Introito – Capítulo 1 de 4

Galerías propias: una vez más oso agrediros, el cielo me perdone.

Hola a todos. Como ya viene siendo una tradición, cada vez que paso una temporada en mis queridas montañas os acabo poniendo una pequeña galería con algunas de las fotos que he hecho estos pasados días.

No, ya veréis que no he mejorado. Hay cosas inmutables en esta vida y mi mediocridad es una de ellas, lo se. Pero si que ha habido una variación respecto a lo que he hecho desde que pasé a digital en el ya remoto 2006.

Dejando aparte la vertiente de macro y flores, de la que es culpable mi mujer (y para eso tengo la 5D Mark II con el EF 100F2,8 Macro), sabéis que soy paisajista y quizás por ello siempre llevo montado en mi 5D Mark IV un 24-70mm con el que hago todas las fotos. Es como si el objetivo no lo llevara montado sino pegado con Araldit del más fuerte. También tengo desde siempre un 70-200mm pero confieso que por mi miedo paranoico a la porquería en el sensor casi nunca he cambiado el objetivo y las pocas veces que lo he hecho ha sido en casa, en ambiente controlado, sin corrientes de aire y con la cámara montada en el trípode y mirando para abajo, todo para no exponerla a la cruel intemperie plagada de micrometeoritos grasientos y pelusas superadherentes.

Bueno, pues esta vez he hecho lo mismo, pero me he obligado a utilizar siempre el 70-200mm. Y ostras, las cosas se ven diferentes, muy diferentes. Evidentemente no puedes hacer las mismas fotos que con el angular, pero puedes hacer otras que yo, por mi cabezonería, creía vedadas para mí. Parece mentira que a mis años descubra que un tele corto para paisaje también puede dar mucho juego. Te puedes acercar más a las cosas, te permite aislarlas del entorno y obtener unas composiciones más cerradas y a veces más interesantes. Como ya he hecho muchas fotos con el rango angular en otros años este me he propuesto ver el mundo con un tele, y lo que voy a osar enseñaros a continuación es una pequeña muestra de lo que me ha salido.

No quiero atosigaros ni tampoco poner muchas fotos. Ya me conocéis y esto me da mucha vergüenza. Conozco mis posibilidades y se dónde puedo llegar. Solo quería compartir con vosotros una vez más que yo, cuando realmente soy feliz, es haciendo las dos cosas que más me gustan en este mundo: pasear por mis queridas montañas y hacer fotografías, siempre acompañado de mi mujer que se aburre soberanamente pero que disfruta viendo que yo disfruto. Eso no tiene precio, y no es la primera vez que lo digo, pero tampoco será la última, porque es verdad.

Este año el otoño ha sido muy singular, bueno, en realidad siempre digo lo mismo, pero es que cada año es diferente. Los colores estaban preciosos pero había aún muchos árboles con las hojas verdes cuando otros ya habían virado al rosa, al amarillo, al ocre y algunos, muy pocos, al rojo. Árboles que unos años son los primeros, este año han sido los últimos. Supongo que dependerá de muchos factores, pero la verdad estaban guapísimos. Este año además hemos ido al Parque Nacional de Ordesa, que nunca habíamos visitado en otoño. Ordesa está a 117 Km de Benasque, pero a dos horas y media por carreteras de montaña. Estaba no espectacular, sino lo siguiente: Ftc 26-10-2018.

Bueno, y en ello estábamos cuando llegó la ola de frío de final de Octubre y la magia colorista se cortó de raíz. Las heladas hicieron que los árboles perdieran hojas verdes de forma masiva, el «cierzo» (viento de Noroeste), que en Benasque sopla en plan pequeño huracán cada dos por tres, hizo el resto, y la nieve inundó con su manto blanco el fondo del Valle. En el pueblo no nevó, pero por encima de 1.500 metros todo quedó blanco con espesores que llegaron a acumular más de 30 ó 40 cm. Era nieve anómala, fuera de temporada, duró poco porque las temperaturas subieron enseguida, era nieve fea porque se encharcaba a las pocas horas, pero bastó para abortar el otoño de golpe. Son cosas que pasan en las montañas, sobre todo con el “inexistente cambio climático”, pero hizo frotarse las manos a las estaciones de esquí y a hoteleros y restauradores.

Todo lo que hasta aquí he ido contando duró hasta el 4 de noviembre, en el que ese ambiente idílico se truncó de golpe como ya sabéis: Ftc 8-11-2018 y Ftc 24-11-2018. Seguro que quedaron muchas fotos por hacer, que le vamos a hacer, pero será en otra ocasión. Sin embargo, en las tres semanas que he estado por allí me ha dado tiempo a hacer algunas cosas y una muestra de ello es lo que os pongo aquí. Como siempre son miniaturas de 600 pixels de ancho (mi blog no admite más) y simplemente reducidas de tamaño con Photoshop sin ningún tipo de optimización para publicar en red, cosaa que yo no se hacer. En mi descargo solo puedo decir que en grande y en TIF se ven muchísimo mejor. Es solo para que oa hagáis una idea.

Esta es la primera foto del reportaje de este año: unas 500 fotos (ninguna buena)

Para minimizar la paliza he troceado la galería en cuatro capítulos, el primero de los cuales es este introito. Eso si, los publicaré a la vez para dar una unidad al conjunto y en el orden natural: 1, 2, 3, 4, para que sea de más fácil lectura.

Este es el “índice capitular”:

  1. – Mi otoño en Benasque: Introito – Capítulo 1 de 4
  2. – Mi otoño en Benasque: Galería de color – Capítulo 2 de 4
  3. – Mi otoño en Benasque: Galería en Blanco y Negro – Capítulo 3 de 4
  4. – Mi otoño en Benasque: Abstracciones – Capítulo 4 de 4

Y ya está.

Mucha salud y un abrazo para todos.

Adolfo

Benasque (de origen), Pirineo de Huesca, y Barcelona (de publicación), a 25 de noviembre de 2018.

Nota nada tonta:

Como consecuencia de mi experiencia y visto lo que he visto este año voy a pedir un plenario de la ONU para solicitar, no, mejor para exigir, que se cree, aunque solo sea por una vez en la historia, una “Joint-Venture” entre los más prestigiosos fabricantes de cristalería con la única misión de fabricar para paisajistas un 24-200mmF4 con cobertura FF y una calidad mínima de Sigma a F4, de Sony GMaster a F5,6 y de Zeiss Otus a F8 en todo el rango focal. Lo necesitamos, es preciso, es justo y necesario, es vuestro deber (queridos fabricantes) y nuestra única salvación (queridos colegas). La propuesta es irrevocable, irreversible e ineludible. Solo hare una concesión, admito que se hagan 4 versiones: dos para mundo réflex, una con IS y la otra no, y dos para el mundo mirrorless, una con IS y otra no.

Como decían los antiguos faraones: que así se escriba y así se cumpla.

Cumplida la misión la “Join-Venture” puede desintegrarse y las cosas pueden volver a su estado natural que es el de tirarse los trastos a la cabeza y apuñalarse por la espalda.

¿ Alguien se apunta ? Si llegamos a 3.000 millones de peticiones seguro que lo conseguimos.

adolfo

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