Yo de telefonillos no solo entiendo más bien poco, sino que me dan un cierto «repelus». No soy capaz de entender la necesidad de estar conectado las 24 horas del día en todo tiempo y lugar, y mucho menos comprendo que uno pueda ser feliz recibiendo, gestionando y contestando varios mensajes por segundo los 86.400 segundos que tiene un día. Si, lo reconozco, soy un carcamal, pero estoy cómodo así y de la otra manera me sentiría angustiado.
Lo que si entiendo y agradezco es que un fabricante, otrora puntero como es Nokia, presente un «flagship» y lo haga a 425 euros. En una época en que los fabricantes de prestigio han perdido la vergüenza y nos pretenden vender sus aparatos esclavizantes por mucho más de los 1.000 euros, detalles como este se agradecen. No cuanto «flagship» será este «flagship», eso se lo dejo a los expertos. Yo solo digo que la criatura se llama Nokia 8.1.
Por lo poco que me muevo en este mundillo me da la impresión de que solo Xaomí mantiene hoy este nivel de precio.
Bueno, y ya me callo. Interesados, razón en: