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Fernando Galán se atreve a acarrear el Canon EF 600 mm f/4L IS III USM y una 1DX Mark II y nos cuenta como le han quedado los brazos.

La cosa negra que hay encima es un EF 24-70F2,8L:
¿ os lo podréis creer ?

Pues eso, Fernando Galán se va al campo cargado con el Canon EF 600 mm f/4L IS III USM, y nos cuenta lo bien que lo ha pasado.

  • Uff, miedo me da solo ver la caja que contiene a la bestia.
  • Uff, miedo me da saber que te piden 13.000 euros por él.

Tanto miedo me da todo que solo me atrevo a poneros el apartado conclusiones, y ya vosotros os hacéis una composición de lugar.

Conclusiones:

Siempre decimos que, de existir el objetivo perfecto pesaría mucho o no podríamos pagarlo y, por lo tanto, dejaría de ser perfecto. Esta afirmación se podría aplicar a este Canon EF 600 mm f/4L IS III USM.

Por calidad y prestaciones nos ha convencido, pero para conseguirlo hay que desembolsar la nada desdeñable cifra de casi 15.000 €. Un precio acorde a las expectativas, que no deja a nadie indiferente, al igual que su imponente tamaño, pues resulta difícil pasar desapercibido con “semejante aparato”.

En este último aspecto, se agradece mucho la dieta a la que se ha sometido respecto a la versión anterior. Aun así, sigue tratándose de un objetivo muy exigente y que requiere de entrenamiento –físico y fotográfico– para aprovechar al máximo. Algo con lo que, no dudamos, los fotógrafos especializados ya cuentan.

Nota tonta: los JJOO están cada vez más cerca y esta fauna es la que brilla allí con esplendor propia. Por cierto, las imágenes las veo muy bien pero, el cielo me perdone por lo que voy a decir: un poco blanditas, o microdesenfocadas, o micromovidas, o todo junto.

adolfo

Un comentario

  1. No te tiene que perdonar nadie por lo que dices, las fotos de Naturaleza dan,efectivamente, bastante pena. En España hay cientos de excelentes fotógrafos de fauna acostumbrados a manejar 500 y 600mm f4 que estarían encantados en colaborar en estas pruebas, pero por premura de tiempo o por otros motivos, acaban publicándose unos «test» que le hacen un flaco favor al objetivo y a la marca probados. Lo más triste es que este desastre de «pruebas» son más la norma que la excepción.

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