Los que no se desmayan con la contemplación de la sangre podrán disfrutar con esta peliculita en la que en 8 minutos un flamante Huawei P30 Pro queda convertido en una amalgama de piezas sueltas.
Lo más asombroso del asunto es que el artilugio, una vez vuelto a montar pero con algunas piezas sobrantes, vuelve a funcionar, pero eso si, terriblemente mutilado sin remedio.