Los alemanes, que un par de veces en el siglo anterior han sido un poco brutos, tenían un cañoncito que se llamó el Gran Bertha, y su principal característica estaba incluida en su nombre: era de talla XXXXXXXXL.
Su misión, querido lector, si decide aceptarla, claro, es encontrar la similitud con esta camarita compacta que se puede calificar de muchas maneras, pero que yo, en un alarde de osada astucia, calificaría de una pura extravagancia.
Para ampliar dudas, razón en: