No os subáis por las paredes, es solo un entretenimiento inocente que podéis preparar durante horas para conseguir que los críos despeguen el ojo de las pantallas telefonilleras al menos unos pocos segundos.
El que no se consuela es porque no quiere.
El culpable de este asalto a vuestra confinada intimidad han sido los amazónicos chicos de:
Nota tonta y optimista: con los que el virus no acaba acabaré el confinamiento. Ojalá no, pero, tiempo al tiempo.