Pues a mi, por su sencillez (solo aparente), me ha gustado, y para un sábado de gloria como este, en que la sopa coronavírica aumentará su densidad hasta la de espeso puré por la descomunal afluencia de personal en las calles y plazas, es un punto de partida para la reflexión introspectiva de la relación de uno mismo con su entorno. Está muy bien. Políticos, abstenerse, no entenderíais nada.