Justo antes de entrar en quirófano.
Mi amigo el patólogo forense Roger Cicala, pues desde que me descubrió lo considero mi amigo, arremete sin piedad contra el AF-S Nikkor 120-300mmF/2.8 FL ED SR VR y nos muestra sus más íntimas interioridades, pero antes, por si acaso no hay un después, nos da también sus curvas MTF, cosa que resulta de lo más interesante.
Hablando del MTF, en particular me ha gustado la comparación con el fijo Nikon 300mmF/2.8G AF-S ED VR II, que demuestra claramente que el zoom es soberbio y solo palidece un poco en las esquinas respecto al fijo, y más aún me ha gustado la comparación con el equivalente Sigma 120-300mmF/2,8 DG OS HSM Sport donde mi ex-amigo Kazuto sale absolutamente humillado con el rabo entre las piernas, cosa que por cierto no esperaba.
Mi querida Madre del Amor Hermoso me perdone por lo que voy a decir, pero: igual este cristalito vale lo que cuesta.
Hay otra conclusión que extraigo del análisis, es colateral, pero es doble:
- El uso de mascarilla en la autopsia es sin duda para no contaminar al especimen «autoapsiado». Hombre, está bien, pero dado que el «joio bicho» no aguanta una semana en ninguna circunstancia, bastaría con haber dejado el objetivo una semana sin tocarlo en una estantería, ¿ no ? Además, la precaución supondría que el objetivo, despues de despanzurrado, vuelve a montarse y queda como nuevo. ¿ Alguien puede creer eso ?
- La escasez de guantes en EEUU debe ser apabullante. No se me ocurre otra razón para que en tan delicada autopsia se utilicen burdos guantes de lavar los platos, eso si, de un color acorde con el destino del paciente.
Bueno, pues ya está. Como siempre, personal aprensivo o de los que se desmayan al ver una gota de sangre, mejor que os abstengáis.
