Desde que a un señor que se llamó Ole Roemer se le ocurrió en 1676 (que ya es mucha ocurrencia para esas fechas) medir la velocidad de la luz, cada vez hemos tenido un valor más exacto que al final ha quedado en 300.000 Km/s. (más o menos).
Después vino “el maldito” Alberto y nos chafó la guitarra demostrando que nada, absolutamente nada: ni persona, ni animal, ni cosa, ni político, ni información, ni pensamiento, podían superar esa velocidad, pero esa es otra historia que requeriría algo más de tiempo y de la que yo no conozco más que indicios.
No hay que tener la privilegiada mente de un político para entender que la luz corre un “güevo”, pero si pasamos a escalas micrométricas de tiempo, ¿la cosa varía? Evidentemente no varía, pero se ve de otra manera.
- 300.000 Km/s son 300.000.000 m/s y son 300.000.000.000 mm/s, pero también son
- 300.000.000 mm/ms ó 300.000 mm/µs ó 300 mm/ns ó 0,3 mm/ps.
Visto así, igual la cosa no parece tan rápida. Si los relojes internos de nuestros ordenadores “corren” a 4 Ghz, o sea, un periodo completo mide 0,25 ns, estamos hablando de tiempos más o menos del mismo orden de magnitud: la luz, en 0,25 ns recorre 7,5 cm.
- ¿ Podríamos ver un pulso de luz viajando por ahí ?
Ahora ya estáis preparados para presenciar prodigios y maravillas solo al alcance de unos pocos privilegiados.
¿Captáis la idea?
A mi es que estas cosas me encantan.
Y al principio todo fue curiosidad: