Para jóvenes intrépidos preparados para impresiones fuertes y sin miedo a nada, este es el misterio desvelado.
Como “bonus track” os pongo un hechizo por el cual me he sentido íntimamente aludido. Sirve para mejorar los colores otoñales de nuestras imágenes con la ayuda de Photoshop.
¿Y por qué me he sentido aludido?, pues porque aunque todas las estaciones tienen su encanto en mis queridas montañas, la mejor para mi gusto es el otoño y esa explosión de todos los matices del amarillo, ocre y rojo. El que no se emocione con esas cosas es que solo vale para político.
Y ahora os confesaré un secreto. Uso Camera RAW para revelar mis fotos y sin toquetear demasiado, porque no se, hago lo que puedo por obtener un resultado digno y que sobre todo me evoque lo que yo vi y sentí al tomar la foto. Pero lo que a mí más me gusta no es revelar la foto sino tomarla. Pasearse por mis queridas montañas cargado como un burro oliendo a musgo húmedo y a hojas en descomposición y pisando una mullida alfombra multicolor en busca de la foto imposible que nunca llega. La liturgia de “la toma” en medio de praderas, hayedos o abetales es lo que a mi mujer y a mí nos colma de felicidad. Por eso este año ha sido tan especial, pues una cosa tan tonta como esa, no la hemos podido hacer.
El cielo confunda al “joio bicho”, a su ARN, y a todas sus proteínas malignas.