Este voluntarioso ponente se deshace en explicaciones durante casi un cuarto de hora para despejar todas las dudas que podríais albergar sobre tan espinoso asunto.
Yo lo único que me atrevo a decir es que desde siempre me habría gustado tener una impresora casera de calidad que me permitiera imprimir mis “obras maestras” en casa y así adaptar el pasillo a una sala de exposiciones/galería de arte por la que incluso cobraría entrada, pero pequeños detalles como el coste de las tintas, el del papel, y los simpáticos problemas de obturación de cabezales además de la parafernalia de calibración, perfiles y toda la gestión de color, siempre me han “tirao patras”. Mi vida ha sido un compendio interminable de batallas perdidas.
Eso sí, juro por lo más mundano o prometo por lo más sagrado que el primer día que haga una foto buena iré a imprimirla en un laboratorio profesional y entonces arrasaré.
El ponente se llama Keith, y como podréis observar en el video, al igual que Boris Jhonson, se peina con un “soplador de hojas”