Iba a decir que este artículo de opinión de nuestro filósofo de cabecera, otrora supergurú supernikonista, era un ensayo poético, pero al final lo voy a calificar de “divertimento, ma non troppo”.
Efectivamente, descontada ya por los inversores, especuladores y bolsarios en general la Nikon Z9, Thom dirige ahora sus neuronas hacia como deberían ser la nuevas criaturas de Nikon en el mundo Z (que cosas digo, ¿es que hay otros?) centrándose especialmente en las Z6 III, Z7 III y sobre todo en la Z8, de las cuales no voy a decir nada para no quitarle ni pizca de emoción al asunto.
Nota tonta: se ruega a quien conozca el lugar de enterramiento de las obsoletas DSLR que lo comunique para poder ir a rendirles un sentido homenaje póstumo. No se gratificará, porque el horno no está para bollos, pero se agradecerá un montón.
buen chica