Pues eso, los hacendosos chic@s que trabajan en el sótano de la Torre Eiffel, en su inquebrantable afán de servicio telefonillero, han añadido ahora una nueva medida y por lo tanto una nueva clasificación general a sus análisis de telefonillos.
Así que con sus protocolos de medidas, que pueden gustar más o menos, pero al menos son rigurosos y uniformes, podemos comparar la duración de la batería en casi cualquier criatura de esas que nos esclavizan las 25 horas del día todos los días.
Para que os hagáis una idea, el que por ahora es el ganador de la clasificación general es el Samsung Galaxy M51 que, partiendo de una batería donde los culombios almacenados le salen por el agujero del auricular, es capaz de aguantar 104 horas con un uso bajo, 73 horas con una actividad moderada y 45 horas con un vicioso uso incentivo de 7 horas al día.
Eso si, esto os lo cuento ahora, pero debéis perder toda esperanza de que yo os informe de este tipo de análisis. Hace ya tiempo que llegué a un acuerdo conmigo mismo de informaros solo de los análisis de cámaras de telefonillos, pero dejando de lado los de cámara selfie, display, sonido, y ahora de autonomía, más que nada porque aún conservo el feo vicio de dormir por las noches.
Nota al margen o quizás no, pero que ha acudido a mi segunda neurona de forma espontánea.
Dado que parece ser que está escrito que nos movamos en coche sentados encima de una bomba: depósito de gasolina, batería de litio, o depósito de hidrógeno, ¿por qué los fabricantes de automóviles no dejan de marear la perdiz y al usuario, se dejan de hibrideces y definen un catálogo de coches puramente eléctricos para uso urbano y otros de coches de pila de combustible para recorridos largos. El coche híbrido, en todas sus manifestaciones: batería de baja tensión/capacidad, batería de alta tensión/capacidad media y batería de alta tensión/alta capacidad, es una tomadura de pelo, vamos, así lo creo yo y por ahora nadie ha conseguido demostrarme lo contrario.
Por alusiones: