No es más que un ensayo poético de un atribulado probador para la madrugada de un lunes, pero a mí me ha servido para confirmar que la Fuji GFX 100S es mi cámara, y lo será en mi próxima reencarnación, cuando sea mucho más joven, más guapo, menos gordo y con más pelo, cuando no me importe ir por las montañas cargado como un burro con unos cuantos fijos pata negra y la correspondiente tortilla de patatas en la fiambrera. Amén.
Nota: por lo que se ve la Hassel X1D y X1D II no son ninguna anomalía.