El bueno de Thom, esta vez ataviado con la túnica de metafísico, acaba de publicar un ensayo poético con el titulo que os he puesto, pero ha errado lastimosamente con el mismo.
El asunto trata de la esclavitud que producen todos los objetivos antiguos que tenemos en los cajones y que nos lastran la migración libre y completa a un sistema mirrorless, sobre todo porque está decididamente demostrado que las monturas sin espejo producen objetivos de indudablemente mayor calidad que sus homólogos DSLR. La verdad es que yo no lo acabo de entender y me encantaría que algún experto en óptica me lo explicara muy clarito: ¿una menor distancia de registro y una mayor pupila de salida pueden producir ese milagro?
Ahora os voy a poner yo aquí el título que realmente correspondería: La tiranía del dinero, o la tiranía de la “porca miseria”, amén. Ahí radica, como casi siempre, el quid de todas las cuestiones, y eso es lo que nos impide transfugarnos con alegría a un nuevo sistema completo. Amén otra vez. ¿Oído Monseñor José Luis Escrivá?