– perdón, me pasao un poco –
Si yo, bajo la amenaza de una tortura insufrible, tuviera que calificar en que se ha convertido la otrora estupenda Luminous Landscape seguramente diría que ahora es “una WEB culta”, algo parecido a lo que ha pretendido y no logrado la malograda Albedo Media. Naturalmente también es una WEB de pago, pero esa es otra historia.
Pues bien, una entidad llamada Robert Thompson ha escrito una extensa prueba de campo al más puro estilo Michael Reichmann, o sea dejando de lados los tecnicismos y bajando al mundo de las sensaciones.
Si le estáis dando vueltas a esta maquinita y no os deja dormir estoy seguro de que echarle un vistazo a esta prueba no os hará ningún daño y, si más no, quizás os ayude a aumentar vuestras dudas o a que os pongáis el mundo por montera y penséis que la vida es muy corta y pasa muy rápido. Yo es lo que le digo continuamente a mi Amo y Señor José Luis Escrivá, y este nada, ni se inmuta, vamos, como quien oye llover. Porca miseria.
Este google párrafo en plan introito es toda una declaración de intenciones así que os lo pongo para que sepáis de que va la cosa.
Debo señalar que este no es un análisis técnico en profundidad del Z 7II; hay una plétora de revisiones por ahí si es hasta la última especificación y función lo que desea saber. El propósito de este artículo es dar cuenta de mis pensamientos y experiencia al usar la Z 7II en el campo principalmente para imágenes fijas y cómo se compara con el uso de una DSLR para gran parte de mi trabajo de rutina. Para ser honesto, nunca he sido de los que saltan de una marca a otra. He estado con Nikon durante casi 25 años y en ese tiempo nunca sentí la necesidad en ningún momento de migrar a otra marca solo porque se agregó algo nuevo o se mejoraron características particulares. A menudo me pregunto cómo nos las arreglamos todos cuando trabajamos con cámaras con menos sofisticación, pero aún así nos las arreglamos para producir imágenes geniales e innovadoras.
