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Dedicado a todos aquellos a los que no le apetezca “quemar” sus Alfa 1, Z9, R3 ó 100S usándolas de WEBcam.

Eso, pero un poquito mejor.

Probablemente a un Jeque Árabe de esos que acogen a Reyes Deméritos con familia ejemplar le puede sonar a chino el concepto de quemar una cámara para un uso indebido. Esas cosas le suelen pasar a personas que ingresan en sus arcas unos dineros que les resulta imposible de gastar por mucho empeño que pongan en ello. Sin embargo, al común de los mortales, si que nos dan reparo estas cosas y para ellos os cuento que los aguerridos investigadores que trabajan en los sótanos de la Torre Eiffel han tenido a bien echar un ojo a unas cuantas WEBcam dignas de ese nombre, lo cual comunico por si a alguien le puede interesar.

Hala, ya lo he dicho.

No, no, yo no soy un experto sobre el tema: en agosto del 20 hice una videoconferencia con mi padre que, enfermo de COVID, había sido trasladado a una residencia medicalizada. Se curó, pero murió en noviembre del 20 porque se le pararon de golpe los riñones. ¿Casualidad, mala suerte, o secuelas? La hice con mi iPhone 6, ese que me regalaron cuando tuve que vender el piso de mis padres para poder seguir pagando la residencia donde estaba. En Navidad del 20 hice mi segunda videoconferencia con mis suegros y mis cuñados. Esta la hice con mi portátil. No he hecho ninguna más, ni mi mujer ni yo hemos tenido necesidad de hacerlas, y estamos muy cómodos así.

adolfo

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