
Conmigo lo tienes crudo Tim.
En USA, ese país donde mana leche y miel por todos sus poros, Apple no es un fabricante, es una religión. Ya sabéis que yo no profeso esa religión, ni ninguna otra. Soy más bien un agnostiateo. Seguramente estaré equivocado, pero los de Cupertino siempre me han parecido demasiado enrocados en sí mismos y con una vocación de “autistas” (con todo el respeto por los autistas) que roza lo desesperante. Mi experiencia con el único Smartphone que he tenido y tengo, un iPhone 6S que me regalaron cuando tuve que vender el piso de mi padre para poder seguir pagando la residencia donde estaba, siempre ha sido frustrante. Comunicar con él para ponerle dentro algunas fotos o alguna musiquita ha sido imposible. Manejarse con iTunes es una experiencia que sacaría de quicio al Santo Job y el resultado es el “apaga y vámonos” por KAO Técnico después de horas de pelea y sufrimiento. No dudo que todo lo que aquí planteo sea posible, pero si aseguro que no está al alcance del común de los mortales.
Bueno, pues después de esta sarta de improperios totalmente prescindible, lo único que os quería contar era que Dpreview, quizás movido por las dos afirmaciones de la primera frase de este introito, no ha podido resistir la tentación y nos ofrece a todos un quasi-autobómbico análisis de las dos últimas criaturas de Tim Cook en su negociado de ordenatas: el Apple Mac Studio y el monitor Apple Studio.
Correligionarios, si miráis todo esto es posible que hasta os aparezca algún estigma con forma de manzana mordida en plena frente. Yo ya he avisado.
Primer misterio de gozo: y la idea se hizo ordenata y habitó entre nosotros:
- Dpreview: Apple desktop we ve been waiting for
- Dpreview: el ordenata de sobremesa que todos esperábamos, deseábamos, anhelábamos y amamos
Segundo misterio de gozo: y la idea se hizo monitor y habitó entre nosotros:
Nota tonta en plan desagravio: aunque no lo parezca no le tengo ninguna aversión a Apple, simplemente es que no soy capaz de entenderme con él, y nunca he tenido la santa paciencia de dedicarle media vida a conseguirlo.