No me voy a poner borde con el tema de la limpieza del sensor porque estoy convencido de que si los fabricantes aún no lo han solucionado definitivamente es porque no les ha dado la gana. Encima, con las mirrorless sería mucho más fácil y sin embargo todas (menos las Canon) enseñan descaradamente sus vergüenzas cuando desmontamos el objetivo sometiéndolo a la cruel intemperie.
El cielo confunda a los fabricantes por ello y por toda la eternidad. Amén.
Bien, pues el reto que planteo al espectador, como siempre colosal (el reto y el espectador), es valorar y descubrir si la siguiente películita tiene algo de verdad, de mentira, de tomadura de pelo o de rigurosidad científica.
Lo único que puedo aportar al asunto es que el palito con esponja pegajosa en la punta es lo que utilizan en la fábrica de Leica, y a mi siempre me ha parecido una barbaridad: la primera vez funciona, pero después hay que tirar el palito, la esponja, la cámara y al limpiador.
En fin, ya me diréis.
- Yo nunca me he atrevido a limpiar ningún sensor y no creo que tuviera valor para hacerlo.
- ¿Os habéis atrevido vosotros? ¿Qué sofisticado método habéis usado: el Fairy y un estropajo o la fregona Vileda y agua de lluvia?
Yo, alcohol isopropílico e hisopo. Y mucho cuidado.