Un increíble golpe de fortuna quizás haga que mi transmutación a “mirrorless” esté más cerca que nunca.

Mi vecino de arriba.

Me acabo de enterar de forma casual que mi Amo y Señor José Luis Escrivá y yo somos almas gemelas.

Hablando por teléfono con mi vecina de Benasque, la que gentilmente me deja su Wi-Fi cuando estoy por allí, para preguntarle como está la primavera por esas tierras y como va “la calor” que en Barcelona ya nos está cociendo a todos, me ha contado que el piso de arriba del mío es precisamente de José Luís Escrivá.

No solamente le gusta el Valle de Benasque, sino que además tiene un piso en el pueblo, y es justamente el de encima mío. Asombroso, ¿no?

Yo estoy convencido de que las casualidades no existen, pero quizás los milagros si.

Es un piso mucho más grande que el mío, pero yo siempre lo he visto vacío y suponía que era de los que ponen en alquiler. Pues no, no es así. Es de mi Amo y Señor, pero mi vecina me ha dicho que él no aparece casi nunca (aunque alguna vez lo ha visto y se han saludado), y que lo más normal es que vengan sus hijos de vez en cuando.

De todas maneras estaré a la “wait”, me haré el encontradizo, lo saludaré, saldremos a pasear por el campo, le contaré mi pasión por la fotografía y mi imposibilidad de pasar a “mirrorless” por mi condición de pensionista. Estoy seguro de que mi Amo y Señor se compadecerá de su súbdito y sin embargo alma gemela, y hará algo para sacarme de la “porca miseria”.

Sin embargo debo darme prisa. Quien sabe lo que a este señor y al gobierno de Sanchez le queda en el convento. Qué lástima no haberme enterado antes.

Lo dicho, estaré a “la wait” y a la más mínima, lo ataco.

Las casualidades no existen, pero los milagros quizá si, y sin duda esto es un designio, aunque, ostras, mi querida Madre del Amor Hermoso me lo podría haber dicho antes.