El espacio: la última frontera. Estas son las proezas del Telescopio Espacial James Webb, en una misión que durará hasta que se estropee dedicada a la exploración de mundos desconocidos, al descubrimiento de nuevas vidas y nuevas civilizaciones, hasta alcanzar lugares que nadie aún ha podido ver ni fotografiar.
Realmente hay algunos astrónomos privilegiados que deben estar disfrutando como un niño con zapatos nuevos, unos zapatos realmente caros. Por cierto, ¿de verdad un niño actual disfrutaría con unos zapatos nuevos?
Bueno, la cosa es que igual que cuando Woody Allen escucha música de Wagner le dan ganas de invadir Polonia, yo, cuando veo una foto del telescopio espacial James Webb me dan ganas de enrolarme en la nave USS Enterprise (NCC 1701-D) a las órdenes del capitán Jean Luc Picard, el menos bélico de todos los que he conocido, y dar tumbos por la Galaxia a Ward 9. Si hombre, yo podría hacer la e-fotocopias y repartir los e-cafés del replicador.
Es realmente impresionante.
Si señor, esas paradojas que da la vida hace que hay personas capaces de diseñar y operar un trasto como el James Webb, y en cambio hay personas como Putin, los políticos, los banqueros, los bolseros y los trillonarios que han sido capaces de crear un sistema político/económico que es de lo más injusto con el pueblo llano.
Por cierto, en el 2364 dicen que ya no existirá el dinero porque todas las personas tendran cubiertas sus necesidades básicas y la humanidad se dedicará a investigar, conocer y progresar como personas. ¿Os lo creéis?